Miraba con curiosidad aquella tienda que se había vuelto tan popular en los círculos sociales, no solo por sus eficaces y muy buenas pociones si no por su atractivo y sexy mago que era el dueño de esa tienda, muchas damas jóvenes iban solo para ver esos seductores ojos carmesi que tiene el dueño de la tienda, y Helena, la famosa chica de los lirios no fue la excepción, curiosa por la belleza del hombre fue a ojear su tienda, y también a comprar un par de sus famosas pociones. Miro la entrada de la tienda, era elegante, pero mantenía un aura cálida, se acomodó un poco su lizo cabello castaño y entro a la tienda, al entrar fue recibida por un sutil, pero esquisto aroma a rosas, un hombre alto de cabello azabache se encontraba ordenando algunas cosas detrás del mostrador, tenía la cabeza gacha asique solo podía ver su cabello.
- ¿Señorita necesita algo en particular? – dijo mientras alzaba su mirada y la miraba a los ojos, los brillantes ojos color limón fueron cautivados por aquellos ojos carmesi que cautivan a hombres y mujeres por igual.
- A bueno yo... - quiso formular una palabra coherente para no sonar estúpida delante de él, pero la intensa mirada carmín hacia que su cerebro entre en pánico y que su corazón estuviera a punto de salir de su pecho – ¡¡yo deseo una poción para la piel por favor!! – dijo con los cachetes y orejas de un lindo color rosa, rápidamente se tapó la boca al darse cuenta que le dijo las cosas de un noto demasiado alto.
Lucas sonrió con dulzura, a su mente vino las múltiples veces que su amada princesa tenia comportamientos similares cuando se ponía nerviosa. Aquella sonrisa no pasó desapercibida por la joven señorita que se puso más roja al ver lo atractivo que era cuando sonreía, sacudió su cabeza y decidió dejar de pasar vergüenza delante de él.
- Bueno señorita es su día de suerte – dijo con tranquilidad mientras de un chasquido hizo aparecer una caja con muchas botellas, este acto sorprendió a Helena que no estaba acostumbrada a la magia – estas son pociones de cuidado de la piel recién hechas, son cremas que suavizan y quitan cualquier tipo de marca que tengas en tu piel, aparte tiene distintos tipos de fragancias.
Helena se acercó curiosa para ver la variedad de productos y sus respectivos olores, olor a Peonía, Gardenia, Lavanda, Lilas, Jazmines y finalmente a roma a Lirios y rosas. Ella obviamente quería llevarse la crema con aroma a Lirios, era su flor favorita después de todo, pero las rosas... ¿su aroma será tan dulce y cálido como el aroma Rosas?
- Disculpe, ¿a usted le gusta las rosas? – pregunto inconscientemente, al darse cuenta de sus palabras tan fuera de lugar quiso que la tierra la tragara.
- ¿soy muy obvio no? – respondió el con tranquilidad, ella salió rápidamente de su vergüenza y lo miro con curiosidad ante sus palabras – sí, me gustan mucho las rosas, creo que ya son mis flores favoritas. Su aroma, su calidez, su suavidad y su belleza hizo que se volviera mi flor favorita – la imagen de cierta rubia oliendo las flores estaba en su cabeza, ella realmente amaba las rosas, 'me recuerdan a ti Lucas' el recuerdo de esas palabras hacían que su corazón lata con rapidez, y un imperceptible color rosa apareció en sus cachetes.
- Entonces me llevare la crema de Lirios y de rosas – dijo ella sacándolo bruscamente de sus pensamientos.
Lucas asintió y de un chasquido pudo los dos frascos en una pequeña bolsa para que la señorita se lo pueda llevar sin ningún problema. Después de eso ella salió del lugar y Lucas continúo trabajando con tranquilidad.
Al llegar a su casa se echó de un brinco en su cama, su tez blanca como la nieve, su ronca, pero varonil voz, su cabello largo y lacio, parecían hilos negros, negros como la noche, su seductor lunar debajo de su ojo izquierdo y, por último, sus característicos y hermosos ojos rojos, rojos como la sangre, rojos como los rubíes. También era tan amable, normalmente la gente se ofende cuando un desconocido de la nada le pegunta si le gustaba algo, pero él respondió a su duda con sumo detalle, pero sin excederse y de pasada hizo un comentario sarcástico. Comenzó a dar vueltas en su cama, sumida completamente en el sentimiento cálido que sintió en el poco tiempo que hablo con él, él era el hombre de sus sueños, estaba segura de esto, desde ese día comenzó a frecuentar la tienda, buscaba cualquier excusa para ir a verlo, un perfume, cremas, pociones, lociones, o cualquier tontería que se le viniera a la mente.
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Nosotros Seremos Los Verdugos De Obelia
FanfictionAthensia, la princesa olvidada en el palacio rubí fue inculpada de un crimen que no cometió. Ella junto al mego ancestral de la torre escaparon y fingieron su muerte. Ella no quería que su pueblo cayera en desgracia por los nobles codiciosos y la ig...