CAPÍTULO 21.

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Había pasado casi un mes desde que Riftan había salido de viaje, sólo una vez había podido hablar a través de un vínculo, pero ya habían pasado varios días y no había hablado con él. Tenía muchas cosas que preguntarle, quería saber más sobre lo que decía el diario, el apellido de ese hombre lobo era el mismo de mi familia, había estado pensando y analizando la situación, mi padre tenía el apellido White y mi madre había adoptado su apellido y no conocía a mis abuelos, los padres de mi padre.

Di vueltas en mi cama durante varias noches en busca de respuestas en mi cabeza pero nada, ni una idea venía a mi mente. Ya me había rendido a este punto. Suspiré mientras me dejaba caer sobre mi cama, era de noche y me encontraba exhausta, había estado trabajando hasta tarde para distraer mi mente de todo.

CON RIFTAN.

Habían pasado varios días desde que había viajado, había estado teniendo reuniones con los Alfas de las diferentes manadas que se encontraban alrededor de mi manada, por suerte no me encontraba tan lejos de Liz, ella estaba dentro de mi territorio y podía sentirla, sentir sus sentimientos y emociones, nuestra conexión era genuina y podía sentir como cada célula de mi cuerpo volvía a vivir, no se había quitado la maldición sobre nosotros, pero estar a su lado me hacía sentir vivo de nuevo.

Me encontraba en mi habitación, me senté en una silla frente a la chimenea estaba agotado, había estado dialogando y llegando a acuerdos con varios Alfas el día de hoy. Suspiré. "Todos parecen querer cooperar" Dije casi murmurando. 'No les queda de otra si su Rey se los pide' Dijo mi lobo Rey sarcásticamente. 'No los obligaré a pelear, miré sus rostros y aunque no parecen tener miedo no quieren ser parte de una batalla tan sangrienta como esta' Si la batalla entre los vampiros y los lobos se efectuaba habría demasiada sangre de ambos lados, además tenemos que proteger a los humanos. No somos la única especie que puede pelear, pero entre ellas hay una que es especialmente misteriosa y casi imposible de encontrar, las brujas, mujeres que pueden vivir entre los humanos o solitarias en las profundidades de los bosques, ellas son especialmente neutrales, intentan no meterse en problemas como esos, pero si los chupa sangre intentan atacar a todas las criaturas no tendrán de otra que apoyar.

Me di un baño de agua caliente, coloqué una toalla a la altura de mi cadera y una en el cuello para secar el cabello, después me dirigí al balcón de mi habitación, podía ver el bosque detrás de la casa de la manada y la luna creciente en la cima de la gran montaña. "Mi Luna" Pensé en Liz, así que decidí hacer un vínculo con ella. 'Liz' Le llamé pero no obtuve respuesta, así que volví a hablarle. 'Liz, soy Riftan' '¿Riftan?' Pude escuchar su voz, nuestro vínculo se estaba haciendo cada vez más fuerte, quería contarle todo lo que estaba pasando, saber cómo se sentía y lo que hacía, pero no tenía mucho tiempo, aún tenía que leer los informes que me enviaba Lawrence. 'Tal vez no puedas hablarme, pero sí escucharme, parece que mi viaje se extenderá más de lo deseado...' Suspiré. 'Realmente extraño estar a tu lado' Miré a la Luna para intentar sentirla cerca de mí. 'Yo también te extraño Riftan' No esperaba que me pudiera contestar de nuevo, me tomó por sorpresa, mi corazón comenzó a latir rápidamente. 'Te amo' De nuevo su voz, podía sentir sus emociones, pero dudo que ella haya sentido las mías o habríamos tenido una conversación llena de deseo. 'Tengo que irme, te hablaré en cuanto tenga tiempo libre, cuídate, Liz' Fue lo único que pude decir antes de romper nuestro vínculo. Me sentía avergonzado de mí mismo, el sólo escuchar sus palabras hicieron que mi deseo hacia ella se elevara y palpitara, miré mi entrepierna y entre la toalla se comenzaba a ver el resultado. Suspiré profundamente, si no me hacía cargo de esto lo estaría lamentando después, entré a la habitación para sentarme en la orilla de la cama, sólo podía pensar el Liz, en la textura y lo suave de su piel, el tono tan blanco que el sólo tocarla dejaba marcas en su piel y en ese cuerpo que me volvía loco.

LA MALDICIÓN DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora