CAPÍTULO 16.

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Tenía mi mano sujetada a su antebrazo, no podía procesar lo que había dicho hace tan solo un par de segundos, mi cuerpo temblaba mientras su aroma se volvía cada vez más intenso, sentía que la piel me ardía como si tuviera fiebre. "¿Estás segura de eso?" Su voz grave hizo que una corriente de electricidad recorriera toda mi espalda. "Sí" Cerró la puerta de la habitación y dejó caer el pantalón que tenía a la mano, siguió a Liz hasta la cama, donde ambos entraron juntos entre las sábanas de la cama, Liz se acostó dándole la espalda a Riftan, él la rodeó con su brazo y jaló un poco de ella para que su espalda tocara su pecho, ella sentía que su cuerpo ardía, comenzaba a sentir como su temperatura corporal comenzaba a subir cada vez más, pero el aroma de Riftan era lo que más le preocupaba, pues se sentía cada vez más fuerte y hacía que su cuerpo se sintiera diferente, Riftan por otro lado sentía el deseo incontrolable de hacerla suya, sentía como su virilidad despertaba cada vez más, no podía soportar la tentación de tocar más que solo su cintura. Un gran reto para un Alf que tiene enfrente a su Luna.

Dio la media noche y Liz no podía dormir, nadie podía culparla por no poder hacerlo, el aroma había provocado que su cuerpo entrara en llamas y no pudiera controlar más su deseo y por otro lado Riftan no se encontraba mejor, se había separado un poco de ella, pues no quería que ella supiera que estaba deseándola como un animal en celo. El corazón de ella latía rápidamente y no pudo soportarlo más, se dio la vuelta y observó el rostro de Riftan con gran detenimiento, sus mejillas se encontraban levemente enrojecidas, y su respiración se miraba dificultosa, como si intentara controlar su respiración sin gran éxito, llevó una de sus manos a su mejilla y pudo sentir el mismo calor que emitía su cuerpo. "Lo siento" Dijo ella mientras acariciaba su mejilla, él al verla con sus ojos llenos de deseo no pudo soportarlo más y sujetó su cabeza con rapidez acercándola a él, comenzó a darle un gran beso largo y profundo que carecía de toda ternura y decencia, era un beso lleno de pasión y deseo, Liz contestó el beso de la misma forma, ella podía sentir que su cuerpo necesitaba ser tocado y acariciado por él. Entre los besos y el deseo, Riftan se colocó encima de ella mientras soportaba su peso para no lastimar a Liz, ella en cambio lo abrazó y continuaron los besos.

Las sábanas y las cobijas quedaron a un lado de la cama, Riftan las había aventado para poder moverse sobre ella con facilidad, se podían observar las piernas desnudas de Liz, él se separó un poco de ella y contempló lo que se encontraba frente, la volvió a besar pero ahora no era un beso agresivo, era uno delicado pero lleno de pasión, comenzó a llevar una de sus manos a los muslos de Liz, quien al sentir el toque fuerte y poco delicado dio un ligero quejido. "Ah.." Él se separó un poco y la miró fijamente. "¿Te lastimé?" Ella sonrió levemente. "Estoy bien" La miró de forma dulce y lentamente se acercó a ella para seguir besándola; la mente de Liz se encontraba en la nada, no podía pensar en otra cosa que no fuera Riftan, cada parte de ella que tocaba ardía y la hacía desear más, algo en su interior le pedía que él no se detuviera, pero algo llegó a su mente, como si fuera un viejo recuerdo, todo era antiguo y mucha gente se encontraba peleando sin lastimarse demasiado, como si fuera un entrenamiento algo rudo, ella veía a un hombre alto de piel ligeramente apiñonada mirándola desde el otro lado del campo de batalla, no veía su rostro con gran detenimiento, pero sabía que la estaba viendo...

Después de eso ya es historia... Liz se despertó al día siguiente, miró a su alrededor y se dio cuenta de que algo pesado la sujetaba por la cintura con fuerza, alzó ligeramente las sábanas para observar que es lo que le impedía moverse. "Es realmente pesado" El brazo de Riftan la sujetaba con gran fuerza, parecía que no quería dejarla ir. Miró a su alrededor de ella buscando la forma de zafarse de él. 'Deberíamos quedarnos así' Dijo su loba. Liz se quedó unos segundos sentada y después se volvió a acomodar a lado de Riftan, él la atrajo más a su cuerpo, la abrazó fuertemente provocando que un ligero quejido saliera de sus delicados labios. "Agg" Riftan se separó de ella rápidamente girando su cuerpo ligeramente para poder ver en donde le había hecho daño. "¡Lo siento!" Dijo mientras Liz lo miraba fijamente. "Me ha dolido un poco" Riftan acarició su mejilla y le miró con dulzura. "Lo siento Liz" Depositó un beso en su frente y después la abrazó, ambos se quedaron en la cama durante unos minutos mientras hablaban de lo delicioso que sería desayunar unos panqueques con mermelada y leche dulce y una tasa de café. Riftan se levantó primero de la cama dejando ver en el proceso la ropa interior que estaba usando en ese momento, Liz se sonrojó al verlo así, pues podía reconocer la masculinidad que él tenía. Sentía como sus mejillas comenzaban a colorarse y a arder, y más al recordar lo que había sucedido la noche anterior, no podía creer que ambos estuvieron a punto de estar juntos, no podía negar que lo deseaba, pues todo su cuerpo ardía con cada toque de sus manos fuertes y ásperas. Riftan podía sentir los ojos de Liz fijos a su cuerpo, sentía un poco de vergüenza, a pesar de ser el Alfa más deseado por todas las mujeres del planeta él solo sentía que podía estar con ella, después de todo llevaba casi dos siglos esperando por su llegada. Volteó a verla, pero en ese momento comenzó a sonar su teléfono, se acercó a él y al ver el nombre plasmado en la pantalla contestó rápidamente. "¿Pasó algo?" ... "Hazte cargo de eso, iré en cuento me desocupe... ¿Dónde está él?" ... Hizo un gesto de desagrado. "¡Ese maldito mocoso" Dejó salir un profundo suspiro. "Dile que no vuelva a hacer algo tan arriesgado... Si ese mocoso sale lastimado me meterá en problemas si se llega a enterar..." Liz por otro lado no entendía a lo que él se refería, ella solo lo miraba con curiosidad y más después de escuchar de un tal mocoso, ¿Será que él tiene un hijo? ¿Tiene una familia? ¿Una esposa? La angustia y la duda comenzaron a invadir la mente de Liz, no podía si quiera imaginar que estaría con un hombre casado, se metería en un gran problema, saltó por el susto cuando Riftan se acercó para darle una palmada en la cabeza. "Creo que tendremos que dejar el desayuno para después, me acaba de surgir un problema" Liz sentía un nudo en la garganta, así que en lugar de contestarle simplemente asintió con la cabeza esperando que le diera luz verde para salir de la habitación... y de la casa.

LA MALDICIÓN DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora