CAPÍTULO 33.

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CAPÍTULO 33.

Su plan de ir a buscar a Riftan no era tan malo, sólo que tenía un ligero problema y era que sólo era una niña de diez años que sabía que no encontraría a Riftan hasta ser mayor de edad, encontrarlo antes sería casi imposible en este punto de su vida.

Se alistaba para arreglarse e irse a la escuela, sus padres no la llevaban ya que ella prefería no llamar la atención en su escuela y ser rodeada por los paparazis, por lo que uno de los sirvientes de la mansión solía acompañarla camino a la escuela, el hombre era un señor mayor amable y sereno pero al mismo tiempo firme, él solía trabajar para su difunto abuelo, por lo que conocía muchos secretos de la familia, incluso más que sus propios padres. Ella sabía que en él podría darle un poco de información si le hablaba de la forma correcta.

"Disculpe señor Emilio" Dijo tímida. "¿Sí, señorita Lizbeth?" Liz lo miró fijamente con una mirada segura y tierna, claro así se vería una pequeña. "¿Usted trabajó con mi abuelo verdad?" "¿El amo Emilio? Claro, era un hombre muy decidido y bueno, aunque su familia siempre ha sido un misterio, él fue el único miembro de su árbol genealógico que yo he conocido y vaya que estoy viejo" "¿Por qué no conoce a los demás?" "Tu abuelo, el amo Emilio, era una persona un tanto solitaria, él ya tenía una enorme mansión cuando lo conocí, no había ni un solo sirviente o señal de vida en aquél lugar...

La mansión no era más que un enorme terreno con plantas secas a su alrededor y basura que dejaban acumularse con el paso del tiempo. "Rayos, este ricachón enserio que es un desastre" Dijo un Emilio joven e ingenuo. "NO DEBERÍA REFERIRSE A SÍ SOBRE SU EMPLEADOR" Emilio volteo y puso ver una enorme sombra frente a él mirándolo fijamente, ojos tan verdes como un frondoso bosque, cabellos ligeramente blancos, su sola presencia era más que suficiente para hacer temblar su cuerpo. "Se-señor" La voz de Emilio era temblorosa y llena de terror. "NO CREÍ QUE MI NUEVO MAYORDOMO FUERA ASÍ DE GROSERO" Emilio sintió una gran corriente eléctrica recorriendo su columna vertebral. "Yo lo-lo siento señor" El gran hombre lo miró de arriba abajo mirándolo profundamente provocando terror en el pequeño hombre parado frente a él. "HMMM... BUENO YA QUE ESTÁS AQUÍ TE DARÉ UN RECORRIDO POR LA MANSIÓN, INTENTA NO PERDERTE, NO ESTARÉ LLEVÁNDOTE DE LA MANO SI TE PIERDES" "S-sí"

Comenzaron a recorrer la mansión, Emilio se sorprendió demasiado cuando entró a la mansión, ya que era mucho más grande de lo que parecía y por alguna razón se encontraba impecable, como si trabajara gente para mantenerla limpia y arreglada en todo momento, sin embargo, en todo el tiempo en el que pasaron recorriendo la mansión. Todo tan impecable, pero por alguna razón el patio estaba muerto, sin un rastro de plantas o vida alrededor de los enormes terrenos.

El recorrido duró menos de lo esperado, fueron tan rápido que se sentía mareado por recordar cada pasillo y habitación que ahí se encontraban. "Y ESTA ES MI OFICINA" Se detuvieron justo en una gran puerta y al abrirla se encontraron con un gran escritorio con grandes muebles repletos de libros tan viejos que se estaban desasiendo. "PASO AQUÍ LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO, TODA CARTA DEBERÁ LLEGAR AQUÍ COMPLETAMENTE CELLADA, DESAYUNO, COMIDA Y CENA DEBERÁ SER SERVIDA EN CUANTO LO PIDA, NO QUIERO QUE ESTÉS POR AQUÍ A MENOS DE QUE YO TE LO PIDA Y NO PUEDES TOCAR NI LIJMPIAR NADA EN ESTA HABITACIÓN" Emilio tragó profundamente, de entre todas las habitaciones esta era la única en la que no podía pasar a menos de que se lo pidieran, pero no era sólo esa, había una habitación que no conocía y esa era la habitación del hombre frente a él.

Nervioso por la respuesta que obtendría Emilio tomó el valor y decidió preguntarle. "¿Y dónde se encuentra la alcoba del señor?" Los ojos verdes le soltaron una mirada penetrante que espantó a Emilio por sólo verlos. "Mierda" Pensó. "NO TENGO" Eso respondió con una mirada un tanto amarga. "AHORA PUEDES TOMAR UNA DE LAS HABITACIONES, NO ME IMPORTA CUÁL, EMPIEZAS A PARTIR DE MAÑANA"

LA MALDICIÓN DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora