Capituló 4: La Chica Del Lago

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Antes de salir de la casa, di un vistazo hacia atrás y mire a Bellanca en su estado horrible.

Me giro en dirección a ella y camino hacia allá, me agacho frente a ella mientras le beso la frente.

—Un pequeño regalo por este contrato. Dije.

Al instante todas las heridas y moretones que tenía Bellanca desaparecieron. Aeneas no podía creer el milagro que acababa de ocurrir frente a sus ojos.

Bellanca miraba sus manos y se tocaba el rostro, al hacerlo, no sentía ningún dolor o malestar en su cuerpo. Poco a poco dos lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Miro a su esposo es cual estaba igual de atónito.

Aeneas toca el rostro de su esposa, suavemente toca su mejilla mientras Bellanca toca la mano de su esposo.

Ambos... alegremente comenzaron a llorar mientras se abrazaban amorosamente.

"Gracias, muchas gracias". Es lo que escucha de esa hermosa pareja frente a mi.

Saliendo de la casa de aquella pareja, me esperaba una multitud de personas, eran muchos de los pueblerinos quienes me estaba esperando, incluso habían más que antes.

Camine entre ellos, a lo cual ellos abrieron un camino para mi, me tocaban como si de un tesoro de tratase. "Es un ser divino" decían. "Un dios está entre nosotros".

De entre todos ellos encontré a Aarón, me acerqué a él pero rápidamente apareció otro hombre. Parecía un aciano barbudo, con canas en toda su cara, tenía un bastón con el cual se apoyaba y detrás de él dos hombre los cuales eran guardias.

—Saludos viajero. Dijo el anciano. —Me llamo Dorian, el jefe del pueblo.

Le saludo de igual forma.

—Escuche que un dios  a venido a nuestro pueblo, por eso quería venir en persona para darle una bienvenida honorable. Dijo el jefe del pueblo.

Lo mire determinadamente desde abajo hacia arriba. —Con que eso es...

—Si, si usted viene por aquí podremos...

*interrumpo rápidamente* —Lo siento, líder de este pueblo, pero soy amigo de Aarón y él me invitó a su casa para descansar por el largo viaje, ahora mismo no estoy dispuesto a festeja... y no soy un dios, soy el hijo de uno.

Camine de lado del hombre ignorando sus palabras, logre escuchar que mañana en la noche realizaría una fiesta en honor a mi... pero ese hombre no inspiraba confianza alguna...

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Aarón me pregunto lo que hice con Aeneas y Bellanca, al parecer dure más tiempo hablando con ellos sin darme cuenta en ese momento.

—Solo hice un trato con ellos, la desgracia por la cual ellos pasaron fue planeada por un dios, el trato que hice fue darles mis protección y vengarlos por lo que hizo dicho dios.

—Oh vaya... ¿si sabes cual es ese dios?. Dijo Aarón tocándose la barbilla.

*cruzó los brazos*. — No lo conozco, pero ya tengo su esencia captada, si lo veo lo reconoceré de inmediato.

Lucifer Entre Los Olímpicos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora