Capituló 12: La Capital De Chipre, Chiprecia.

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Aristo y la Ninfa la cual se llama Lucrecia, estaba en una discusión constante.

Aristo no quería que una mujer viajará con nosotros, y Lucrecia criticaba a Aristo por no haber hecho nada contra los ladrones anteriores.

Su discusión no me dejaba hablar claramente con Aaron, quien me estaba hablando sobre la estructura del palacio de Chipre, Aaron a estado muchas veces en el palacio, al parecer él es el principal proveedor de manzanas en todo Chipre.

Repentinamente la discusión entre Aristo y Lucrecia se había detenido rápidamente de forma algo extraña, Justo cuando iba a girar para mirar hacia atrás, Lucrecia apareció y cubrió la parte de atrás de la carreta con unas telas.

—Muy bien, ahora si podremos hablar. Dijo con una misteriosa sonrisa.

Aarón curiosamente pregunta, "¿que pasó con Aristo?", a lo que Lucrecia dijo que el se durmió de repente.

Poco a poco Lucrecia se acercaba a mi, y yo poco a poco me alejaba de ella, hasta que de repente se acercó de una forma rápida.

—Entonces, ¿de que Dios dijiste que eres?.

La mire de re ojo, disgustado claro, pensado "¿Por que todos en este mundo piensan que por ser bello y hermoso ya por eso eres un dios?.

—No soy un dios, y lo dire claro para que no haiga malentendidos, yo estoy comprometido, tus intentos de seducción no funcionarán conmigo, así que desiste.

El rostro de Lucrecia se tornó de disgusto y de enojo, Justo cuando me iba a decir algo, habíamos llegado a la entrada de la capital de Chipre, la capital Chiprecia.

Habían muchas personas queriendo entrar para la fiesta del palacio, habían muchos tipos de personas, campesinos, clase media y hasta gente de la nobleza y más.

Teníamos que pasar por revisión antes de entrar a la capital, quienes nos harían la revisión eran cinco guardias.

Cómo solo teníamos manzanas y Aarón tenían una carta escrita por el palacio para entrégalas, no había problemas hasta que...

—Oye, mira a esa mujer que viaja con esos hombres. Susurro el guardia A.

—Tienes razón, es muy hermosa, ¿me pregunto de donde será?. Dijo el guardia B.

—Tengo una idea, ¿y si le hacemos una revisión privada a esa mujer?. Susurro en risas el guardia C.

Claro que escuche toda la conversación desde mi ubicación, así que hice lo que cualquier hombre haría en este caso... ignore la situación.

La carreta llegaría al palacio y los guardias serían quienes lo llevarían, nos dijeron que cuando la fiesta empiece podíamos ir al palacio.

Justo cuando íbamos a entrar a la ciudad, tres guardias nos detuvieron en la entrada, decían que no nos habían revisado a nosotros, no les importó que yo tuviese el rostro oculto y fueron directamente hacia Lucrecia, la tomaron por la muñeca y le decían que tendría que venir con ellos por parecer una mujer sospechosa.

—Lo siento señorita, pero usted tendrá que venir con nosotros, por aquí a una habitación para poder preguntarle algunas cosas.

Lucrecia parecía disgustada, dijo que ella no tenía que ocultar, me miro y con solo su mirada supe que ella quería mi ayuda, pero ella no me interesaba, aunque su propósito aún no se había cumplido, por lo que claramente... tampoco la ayude, si no le dije a Aristo que la ayudara.

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