Jungkook abrió la puerta del dormitorio de Jimin sin llamar siquiera. Él estaba dormido y su belleza le robó el aliento. Se sentía como un hombre hambriento, desesperado.
–Jimin –murmuró, sentándose al borde de la cama–. Jimin –repitió, apartando el pelo de su cara. Él parpadeó varias veces, un ligero suspiro escapando de sus labios–. Vamos, despierta.
Jimin se pasó una mano por los ojos, su cabello ya un poco más largo despeinado extendido sobre la almohada. Nunca había visto un chico más hermoso, pensó. –¿Jungkook? –lo llamó por fin, con una voz ronca de sueño. Y era lo más excitante que Jungkook había escuchado en toda su vida.
–Ha llamado mi doctora. Eso pareció despertarlo del todo.
–¿Y qué ha dicho?
–Que no soy portador. No hay ninguna posibilidad de que nuestro hijo padezca fibrosis quística.
Un sollozo escapó de la garganta de Jimin y Jungkook lo abrazó, dejando que aliviase la tensión hasta que su cuello estuvo húmedo de lágrimas.
–Tenía tanto miedo –musitó –. Pensé que... yo no quería ver morir a nuestro hijo, Jungkook.
–No tendrás que hacerlo.
–Mi hermana era tan joven cuando murió. Fue horrible ver cómo se iba debilitando poco a poco, no habría podido pasar por eso otra vez.
Jungkook asintió con la cabeza. Le dolía el corazón por verlo así; el dolor tan real que lo sintió hasta en los huesos.
–No sabía que hubieras pasado por algo así.
–Por eso era tan importante que te hicieras esa prueba. Tenía que prepararme. Bueno, no sé si hay alguna forma de prepararse para eso, pero saber que no lo eres, qué alivio, Dios mío.
Jimin se echó hacia atrás para secarse las lágrimas con el dorso de la mano. Tenía la nariz roja, los ojos hinchados y aun así lo deseaba tanto que no podía apartarse.
–No podríamos querer a este niño más de lo que lo queremos, pero me alegro mucho de que todo vaya a ir bien.
–Yo también.
Jimin acarició su cara y el roce le provocó un escalofrío. No debería haber nada erótico en esa caricia, pero con aquel hombre, cualquier gesto, cualquier mirada, parecían cargados de sensualidad.
Sus bocas estaban tan cerca que un simple movimiento los uniría, pero quería que fuese Jimin quien diera el primer paso.
–Jungkook, no sé lo que estoy haciendo, pero no puedo parar –susurró, su aliento cálido y dulce.
Jimin puso los labios sobre los suyos de manera tentativa, casi tímida. Le parecía raro porque él no era una persona tímida y, sin embargo, besaba como si fuera un crío inocente.
Cuando la punta de su lengua rozó su labio inferior, Jungkook perdió el control y, dejando escapar un rugido de deseo, lo besó apasionadamente, su ligero suspiro de placer excitándolo como nunca.
Despacio, lo empujó sobre la cama sin dejar de besarlo. Pero llevaban demasiada ropa y lo necesitaba desnudo para estar dentro de él y purgar por fin el ansia que sentía.
Jungkook acarició su pecho, rozando los endurecidos pezones con los pulgares. Podría terminar sólo con tocarlo, incluso por encima de la ropa. Nunca, ni siquiera cuando era un adolescente, una persona había puesto a prueba su autocontrol de esa forma.
–Espera –Jimin se apartó para mirarlo a los ojos–. Yo no... no puedo... –empezó a decir, con la respiración entrecortada–. No puedo hacerlo.
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Casado con un Príncipe Adapt. Kookmin
FanfictionJimin anhela ser padre, lleva tiempo intentado quedar embarazado por inseminación artificial, ya que su idea de vida, no es atarse a una pareja, simplemente desea tener un hijo a quien cuidar y amar con todo su corazón, la noticia finalmente llega y...