Capítulo 7

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El vuelo a la isla de Maris fue tan corto que aterrizaron sólo diez minutos después de despegar. La isla era menos montañosa que Turan, con playas de arena blanca que terminaban en grandes campos de olivos. Y no había ningún coche esperándolos cuando bajaron de la avioneta.

Jungkook había ido hablando por el móvil todo el tiempo y Jimin, Jimin estaba nervioso y emocionado. No. Sólo nervioso ante la idea de estar a solas con él en un sitio tan aislado y tan románico.

-Lo de la luna de miel era una broma, ¿verdad?

Él se volvió para mirarlo, sus ojos oscuros tan ardientes que tuvo que tragar saliva.

-Prometí no forzarte a nada, pero eso no incluye intentar seducirte.

El estómago de Jimin dio un vuelco y, como las náuseas empezaban a pasar, no podía culpar al embarazo.

-Bueno, eso no... tú no... no quiero que digas esas cosas.

Jungkook se inclinó hacia él.

-¿Qué te dije sobre los retos?

-Yo...

-Jimin no podía apartar la mirada y tampoco pudo evitar acercarse un poco más.

Pero él se apartó bruscamente, como si no hubiera ocurrido nada.

-La casa está muy cerca, al final de ese campo de olivos.

Un minuto después, llegaban a una bonita casa de tejado español con entrada de piedra y una fuente circular en el centro del patio.

-¡Es preciosa! -exclamó Jimin.

Pero no podía dejar de pensar que a Minwoo le habría encantado aquel sitio. No había carreteras, ni ruidos de ningún tipo; sólo el jardín y el mar. Era el escape perfecto para una pareja enamorada que quisiera pasar unos días a solas, hablando, riendo, haciendo el amor.

-Minwoo nunca estuvo aquí.

A veces era como si pudiera leer sus pensamientos. Y, dado el tenor de sus pensamientos, la idea era inquietante.

-Puedo ver tus pensamientos reflejados en tu cara. Aunque no entiendo por qué te preocupa tanto mi difunto esposo.

-Tal vez porque voy a tener lo que él quiso tener y no pudo -le confesó Jimin-. Estoy en este sitio, embarazado de tu hijo, pero soy el hombre equivocado.

Jungkook lo tomó por la cintura para llevarlo hasta un banco de piedra a la sombra de un árbol.

-Cara, no sé qué nos habría deparado el futuro si mi esposo no hubiese muerto, pero yo no pienso en ese niño como hijo de Minwoo. Es nuestro hijo, tuyo y mío.

-Te lo agradezco.

-No puedo lamentarlo, Jimin. No lamento que estés embarazado de mi hijo, de nuestro hijo. En realidad, es un sueño para mí, uno que pensé que jamás se haría realidad. Tú me has devuelto la esperanza y sólo puedo estarle agradecido a ese error del laboratorio. Sin él, no tendría la oportunidad de ser padre.

Jungkook puso una mano sobre su vientre y Jimin disfrutó del calor y la ligera presión. Le importaba aquel hombre, lo respetaba y se alegraba de que fuera el padre de su hijo.

-Empecé a construir esta casa antes de su muerte -siguió él-. Pero a Minwoo no le gustaba la isla y nunca quiso venir. Yo esperaba que fuese el hogar familiar, pero él prefería la ciudad.

-Siento mucho que muriese. Debiste de sufrir mucho.

Jungkook apartó la mirada.

-Lo perdí antes del accidente. Minwoo era muy infeliz, ser un príncipe le exigía mucho más de lo que había anticipado.

Casado con un Príncipe Adapt. Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora