ARTÍCULO I

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PRÓLOGO

No acostumbro hacer esto, pero papá decía: «No hay mejor manera de pasar el rato que escribiendo un diario». Quizás lo mencionaba para que lidiara con el constante eco de este palacio vacío en el que vivo.

Claro, hay sirvientes, hay vigilantes y el palacio goza de una arquitectura singular que atrae turistas y personas de mi futuro reino, Malynera, la cual está ubicada en el viejo continente de Europa. Así que, obviamente, hay ruido de parte de ellos; pero, de igual modo todo sigue así. Recuerdo que la última vez que alguien me arropó, sin necesidad de pagarle, fue hace ya cuatro años; cuando tenía cinco años y cursaba materias adelantadas de secundaria. Si preguntan, aquello fue algo sencillo de pasar.

Afortunadamente, viajo de forma constante, en reemplazo de mi padre, y como este mundo es enorme; mi mente está más interesada en conocer más cosas, como el país del sol naciente ¡Qué maravilla!

Dentro de unos días, iré a Londres. Elizabeth está interesada en saber sobre la situación económica de Malynera, es muy próspera; por eso, me invitó a una reunión privada para hablar de eso, está encantada con ello. Lamentablemente, no planeo solo tomar el té con ella, ni hacer un tour, ni comprar un disco de Los Beatles (son geniales).

En fin, tengo que terminar de empacar; solo espero no toparme con nadie del servicio secreto, son un montón de metiches. Ojalá, la monarquía inglesa respete mis decisiones de quedarme este tiempo SIN ningún guardaespaldas.

Su real majestad, Patalliro de Malynera

Su real majestad, Patalliro de Malynera

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Yo, PatalliroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora