Y ahí se encontraba Zee de pie en aquel camino lleno de flores de cerezo, había demasiado rosa adornando el lugar, y amor por el aire, esa calle era frecuentada por muchas parejas.
Saint le había enviado la dirección del lugar inmediatamente que Zee colgó la llamada.
Zee no se esperó que fuera de uno de los restaurantes familiares que estaban cerca del Camino del amor, aunque igualmente el lugar le parecía irrelevante.
Lo que verdaderamente lo torturaba era esa sensación que sentía después de haber escuchado la voz de Saint, voz que parecía haber escuchado antes, cada palabra que Saint había dicho el día anterior se había grabado en su mente como si de un tatuaje se tratara, esa sensación tan familiar que sentía no desaparecía.
El rosa de repente aumentó, el viento sopló con fuerza y las flores se desprendieron de los árboles, revoloteando alrededor del camino. Incluso Zee podía admirar tal belleza, y no le fue difícil apreciar la manera en que la imagen de hace unos instantes le asqueaba se había transformado en un tornado devoto al color rosado.
Tomó su cámara, que colgaba de su cuello, y enfocó diferentes ángulos, realizando algunos disparos rápidos que capturaban los árboles, los pétalos, los arabescos que creaban las flores flotantes con la brisa y dejaban a las personas como fondos.
El visor de su cámara captó un cabello castaño oscuro que se movía por la brisa, Zee encontró entrañable los pétalos que se habían enredado en la melena lisa y enfocó el lente, capturando la imagen. Decidió tomar otra fotografía, pero en ese instante el aire se congeló en sus pulmones.
El dueño de la cabellera castaña giro su rostro lentamente, con una sonrisa adornando sus labios, el rosa de los pétalos combinando con el rosado de su abrigo, su expresión relajada y suave, contrastando con todo lo que Zee había sentido siempre, y cuando esos ojos color miel se enfocaron en él, Zee supo que lo conocía.
No sabía de dónde, no lo recordaba y encontraba poco probable poder recordarlo, pero lo conocía, él lo sentia. El cuerpo de Zee vibraba ante su presencia, se había incorporado, dejando la cámara a la altura de su pecho mientras sus ojos no se apartaban de aquel angelical rostro y podía sentir los latidos de su corazón detenerse, casi parecía que moriría allí mismo, pero entonces ese joven se giró totalmente hacia él con la misma expresión confusa que él tenía. Ambos buscaban en el rostro del otro la respuesta de ese sentimiento atrayente que los impulsaba juntos, pudiendo sentir ese hilo que los conectaba y envolvía en un campo magnético, como si fuera algo inevitable.
Saint sonrió, él ni siquiera sabía por qué sonreía, o el motivo detrás de las lágrimas que se acumulaban en sus ojos y el sentimiento de alivio que sentía su pecho, pero allí, mirando a Zee, que resaltaba totalmente vestido de negro entre tantos tonos rosados, Saint finalmente sentía que esa angustia que había cargado siempre, desaparecía. Avanzó lentamente hacia él, una sonrisa ligera tirando de sus labios; Zee se quitó la cámara del cuello, bajando ambos brazos, por primera vez en su vida no se sentía a la defensiva. Estaban uno frente al otro a unos escasos cuarenta centímetros, y ninguno decía ninguna palabra.
- Hasta que Zee decidió dar el primer paso.
Mucho gusto, soy Zee Pruk -el pelinegro se presentó, sin saber qué más hacer.
-Un placer, soy Saint Suppapong -dijo el castaño, perdiéndose en aquella mirada fría que empezaba a derretirse.
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Me disculpo por tardar tanto en actualizar, tengo varias historias pendientes y prometo que pronto las seguiré actualizando. Agradezco sus votos y comentarios.
Xoxo 💖
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AMOR DE ANTAÑO
FanfictionEl tiempo era pesado, habían pasado siglos y sus memorias se habían disipado, no hablaban de ellos en los libros de historia, y las pinturas que esas manos habían pintado, adornaban museos bajo su pseudónimo. Sin embargo, las almas no olvidan esa c...