06/01/23
Querido tú:
La noche en la cual me enteré de tu traición, fue la noche más larga, pesada, dolorosa y agitada que he experimentado en toda mi vida. La cabeza comenzó a darme vueltas, me zumbaban los oídos, me dolía horrores. De pronto, se comenzó a formar un nudo en la garganta, cada vez más ajustado, impidiéndome respirar, quería llorar y no podía, quería gritar y no podía, quería articular una palabra, solo una, a manera de auxilio y me resultó imposible, no podía moverme ni mucho menos conciliar el sueño, muy a pesar de que estaba amodorrado y me encontraba verdaderamente cansada. De un momento a otro, mi cuerpo experimentó una temblorina generalizada, había perdido el control total de mi propio cuerpo. Así duré al menos unos diez minutos, pasado ese tiempo de crisis, pensé que todo había terminado, y podría, ahora sí, dormir ¡Qué ingenua fui! A mi mente se le dio por recrear nuestra (¿También fue tuya?) breve historia, por medio de flashbacks, uno tras otro, el siguiente más doloroso que el anterior, hasta que en mi interior reinó el silencio. Quedé devastada por completo. Seca. Drenada.
La sensación se asemeja a cuando ha pasado el tornado, el huracán, la tormenta, ya no hay peligro, ya se puede salir libremente a las calles, pero ¿Y el desastre? Imposible ignorarlo o pasarlo por alto, el lugar estaba patas pa' arriba, un total y reverendo desastre. Mis ilusiones pisoteadas y rechazadas, mi corazón acuchillado, golpeado, maltratado, ensangrentado; mis sentimientos burlados e ignorados y mis esperanzas olvidadas y marchitadas.
Pensé que si te confesaba mis sentimientos, todo iba a marchar bien, inclusive mejor que bien, que sería excelente; porque me correspondías; te correspondía a cada beso, a cada abrazo y a cada caricia, estuve vulnerable frente a ti todo el tiempo, nunca pretendí ser o aparentar algo contrario a mi esencia.
Tal vez pensaste que no te quería, que solo estaba jugando contigo y que solo te quería para un rato, pero no, tú eras para mí ese tesoro exquisito encontrado en medio del desierto en donde solo abunda el cansancio. El agotamiento y el hartazgo de encontrarme con la misma gente, aquella que no te nutre y aburre.
En ti vi algo diferente, sentí un llamado distinto, al principio, el corazón pedía a gritos un beso tuyo, me gritaba que lo intentara contigo, porque eras tú, la persona que según Dios había puesto para mí. Tú no solo valías la pena, valías la vida entera, ya que, me atrevo a confesar, fuiste la primera persona con la cual me proyecté a corto, mediano y a largo plazo.
Eres un ladrón que no debería andar suelto. Te robaste mis primeras mejores experiencias, mi primer beso; recuerdo que cuando te dije que antes de ti no había besado a nadie, tu rostro de sorprendido fue todo un poema, bueno, aunque todo tú eres poesía. Continuando con la lista, te robaste mis primeras salidas, ya que, soy más de cancelar los encuentros ante cualquier excusa, pero me sorprendí, al darme cuenta que contigo no quería hacerlo, quería compartir el mayor tiempo posible contigo. De pronto, me entraron ganas de decirte "Sí" a todo, inclusive cuando me chuleabas acerca de ser una gran mamá; estaba encantada y demasiado maravillada, debido a que te descubrí mirando en la misma dirección que yo, ambos católicos, provida y con ideas de una familia tradicional. A mí que no me gusta cocinar, estaba dispuesta a aprender por ti, por mí, por nosotros.
Me sacaste de la rutina muchas veces e inclusive, me salvaste en múltiples ocasiones y no te enteraste, no te diste cuenta. Un ratito contigo, o si corría con algo más de suerte, toda la mañana junto a ti, como aquel 09 de diciembre, fueron momentos magníficos, ya que, dada mi situación académica, me subían la serotonina al full. Sabía que estaba arriesgando y poniendo en juego muchísimas cosas; como por ejemplo, mi estabilidad emocional, la cual no estaba del todo estable, ya que, anteriormente, había atravesado por una situación similar (sin embargo, no de la misma magnitud), mi corazón y sentimientos, pero no me importó, porque en repetidas ocasiones, le pregunté al corazón si eras tú, si realmente eras el idóneo, y sin titubear ni demorar, me respondió que sí y mi mayor error fue creerle, ¿Qué sabe este órgano de raciocinio?
Los primeros días del presente año, es decir, del 2023, fueron los más dolorosos, tristes, desesperanzadores, que he atravesado en toda y corta vida, depresión silenciosa, me dijeron. No lo sé, lo único certero es que es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo, es horrible y asfixiante. De ese cúmulo de sentimientos y sensaciones, te redacté un escrito, el cual no me atrevo a plasmar aquí, sin embargo, la idea es básicamente, querer una explicación, tan solo una en donde me dijeras que nos pasó, por qué pasó y cómo pasó. Una plática sincera en donde, por última vez me iba a permitir ser vulnerable ante ti y expresaría a manera de confesión que todo lo que te dije durante el tiempo que compartimos, fue real, sincero, puro y genuino, te robo este último término, como una vez tú me mencionaste: "Quizá porque soy genuino contigo".
Existen días en donde me cuestiono si en verdad me quisiste, no creo que llegaras a amarme, muy a pesar de que me lo decías seguido, porque quien ama no abandona, no ilusiona, no promete cosas que luego no cumple, no ignora, ni mucho menos miente. Sin embargo, llego a la conclusión, de que solo fui una diversión para ti, alguien con quien pasar el rato, mientras lo intentabas con alguien más, y esta persona al darte el "Sí" que tanto anhelabas, no te quedó de otra que desecharme, precisamente así, suena crudo, pero es lo que hiciste. Aunque la verdad hubiera preferido que fueras claro conmigo, muy a pesar de que el resultado hubiera sido el mismo. Nada te costaba decirme que ya no lo querías intentar conmigo, que siempre no fuimos compatibles o simplemente que estabas conociendo a alguien más, no pasaba nada, porque al final, tan solo fuimos mi más grande ilusión.
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Mil palabras que nunca te dije
Genç Kız EdebiyatıCarta a un amor no correspondido, que al principio me animó a tirarme de un paracaídas, habiendo solo uno para los dos, confié y poco después me soltó en pleno vuelo.