Prologo

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Si han de parpadear, haganlo ahora. . .presten atención a todo lo que vean y escuchen, no importa lo inusual que parezca. . .y quedan advertidos, si divagan, si desvían la mirada, si olvidan el mínimo fragmento de lo que les diga ¡Aunque sea un instante!. . .nuestros héroes con certeza perecerán. . .

La leyenda del Ikigai de la Luna y el Charro. . . por Leo San Juan y Kubo Kabutomushi

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Mi nombre es Kabutomushi Kubo. . .viví toda mi vida en una cueva junto a mi madre a la que quería más que a nadie en el mundo y cuidaba mucho de ella debido a su condición, yo era quien traía dinero a casa con mis presentaciones para que nada nos faltara aunque de todos modos teníamos unos vecinos amables que nos ayudaban de vez en cuando. Cuando cumplí 12 años acaba de quedar huérfano cuando estaba en medio de una cruzada para vengar a mi madre, solo hasta su lecho de muerte me enteré de quiénes eran mis padres realmente pues mi padre resultó ser el escarabajo humanoide que conocimos en el camino y mi madre era el simio que intentaba que entrenará debidamente durante el viaje jeje, las vueltas que dejan la vida son curiosas ¿No?. . .Ambos murieron tratando de protegerme de mi propia familia. Mis tías quienes querían matarnos perecieron en la batalla pero todavía faltaba uno por enfrentar. . .

Mi propio abuelo. . .Raiden el rey Luna

Ya había conseguido la legendaria armadura dorada y tenía todas las de ganar incluyendo los poderes de mi madre y cuando fue el momento de mi pelea final con ayuda de todo el pueblo logré alejarlo pero sabía bien que el seguiría buscándome durante las noches. Una vez amaneció fui a la cueva donde solía vivir para recoger unas cuantas cosas que había dejado tanto mías como las de mi madre, me despedí del pueblo y emprendí un viaje por encontrar donde vivir sin poner a más gente en riesgo pero que a la vez mi abuelo no pudiera encontrarme.

Fui pueblo tras pueblo, ciudad tras ciudad, siempre pidiendo posada y limosnas para comer, no era una vida digna pero al menos lograba mi objetivo de no poner a nadie más en riesgo y por suerte mis shows de origami lograban que recaudara más dinero. Así viví hasta cumplir los últimos 5 años, hasta entonces incluso parecería que mi estilo de vida nómada ya estaba poniéndome a salvó pero no fue así. Un día seguí viajando por los cielos con ayuda de unas alas de origami, muchas veces era lo más fácil a simplemente gastar dinero en varios pasajes que fácilmente podía gastar en más papel o comida o ropas pero sin embargo. . .cayó la noche muy pronto, sin darme cuenta estaba entrado en otro continente donde no preveni el cambio de horario y no tuve tiempo de buscar refugio, como era de esperarse mi abuelo hizo acto de presencia para intentar atraparme, robar mi otro ojo y hacerme uno de los suyos pero por supuesto que eso no lo iba a permitir.

Peleé por horas, no iba a rendirme tan fácilmente ante ese anciano maldito que me arrebató todo, sin embargo durante aquella batalla, no saldría ileso del todo.

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Yo soy Leo San Juan acababa de cumplir los 15 años, ahora era un muchacho más maduro y responsable producto de mis viajes en mi niñez aunque igual no impedía que de vez en cuando me comportara cómo un adolescente de mi edad teniendo una personalidad divertida y amable y un tanto bromista para vengarme de mi hermano.  Actualmente me encargo de la panadería junto a mi hermano mayor  Nando de 19 años ya que la abuela ya no estaba en edad ni en condiciones para hacerlo ella como antes aunque tener la ayuda de nana Dionisia igual era de gran apoyo.

A demás de la panadería, también tengo la costumbre de a veces salir a la plaza y organizar fogatas donde cuento todas las historias de terror escuchadas en mis viajes y por haber, que también es una manera de conseguir dinero extra y prevenir a la demás gente de estos entes. Se podría decir que finalmente tenía una vida sencilla después de casi morir en el más alla. . .hasta una noche que estaba terminando de dar una entrega nocturna de pan que habían solicitado unos señores de último minuto para una fiesta, por suerte ya no era como cuando tenía 9 años y me daba miedo hacer las entregas nocturnas solo.

Esa noche sin duda era las más tranquila y silenciosa que había estado, para ser verano sin duda la noche estaba un poco más fría, de esas dónde sientes que cualquier cosa saldrá de la nada. Ya estaba de regreso y  nada parecía fuera de lo común por ahora. . .hasta que un destello y un trueno llamaron mi atención.

Miré al cielo pensando que podría tratarse de una tormenta pero de momento no veía nada que indicara que llovería, alrededor empezó a caer algunos trozos de papel que me desconcertaron como si de confeti se tratase, volví a mirar arriba está vez centrando más la vista y logré divisar a alguien cayendo desde el cielo. En cuanto ví que se trataba de una persona rápidamente me apresuré a tantear dónde caería, no había tiempo para pensar de dónde venía, y aunque logré atraparlo igual no impidió que por el peso y la velocidad a la que venía también yo cayera al suelo pero al menos había impedido que tuviera una caída mortal.

Me incorporé como pude para observar a la persona que había caído literalmente a mis brazos, su ropa se veía un tanto desgastada y algo maltratada, seguramente por alguna clase de pelea, esta estaba cubierta de una armadura de oro que ya se encontraba rota de ciertas partes pero su ¿guitarra? parecía completamente intacta en su espalda, pero lo que más llamó mi atención  casi de inmediato fue la sangre que de su rostro no dejaba de salir.

Ya era muy tarde a este punto y por lo regular ningún consultorio está abierto a estas horas y el hospital más cercano se tardaba media hora en llegar al menos caminando por lo que sin más opción decidí llevarlo a casa. Obviamente nana Dionisia y mi hermano se alarmaron al ver al chico en esas condiciones y me hicieron miles de preguntas las cuales no pude responder y con lo que tenían a la mano lo empezarían a intentar sanar. Por suerte el sangrado se detendría pero era evidente que sufrió un daño en su cabeza y los rasguños en su aparente único ojo parecían como si algún animal hubiera intentado arrancarlo pero no sabrían cómo estaba realmente hasta que el doctor lo viera al siguiente día.

Deje que lo pusieran en mi cama, ya luego yo dormiría probablemente en el sofá aunque de todos modos no lo hice. . .jamás imaginé que la decisión de salvarle la vida a un desconocido cambiaría la mía para siempre

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IKIGAI (Kuban)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora