CAPITULO 2 (revisado)

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El sol entraba por la ventana y un calor horrible se hacia presente, estábamos llegando casi a mitad de verano y al ser en la costa el sol se hacia mas que notorio, la humedad se pegaba a mi piel, como una segunda capa.

Y una niña pecosa hacia que mi brazo se quedara aun mas dormido de lo que ya estaba. Al volver a casa de madrugada casi amaneciendo fui a recogerla, no consigo dormir en casa de Anisa debido al jaleo que había fuera, término quedándose dormida nada más llegar a casa sobre mí. Aun aquel recuerdo de cuando la conocí seguía rondando en mi cabeza.

El día era bastante soleado, estaba terminando de poner a punto el huerto cuando una bocina de barco se escuchó a lo lejos y unas quince cabecitas se hacían hueco en los extremos del barco, habían llegado niños nuevos de Ocean-side, cada uno aquí se encargaría de acoger a uno ya que allí no podían con la vigilancia de todos, tenia una casa grande, pero aún así no me cabía la posibilidad de criar a una criatura cuando no se ni cuidarme a mi misma.
Lelia atracó con el barco en la orilla y como la mayoría de la gente que rondaba por ahí me aproximé hasta ella.

Salí a recibirla ya que hacia mucho tiempo que no sabia nada de ella y me la encontré justo atando cabo a la gruesa barra de metal, que yo misma puse para el ánclaje de barcos.

-Has echo un buen trabajo Allana -me informo sobre el metal Leila dándome un abrazo cariñoso -¿qué tal te van las cosas por aqui? Supongo que más calmadas que tú antiguo hogar.

-No sería capaz de llámalo hogar Leila -respondí yo.

-Oye hablando de eso, tengo que comentarte algunas cosas, ¿podríamos ir a un sitio más privado? -su tono de preocupación era notorio.

-Por supuesto andemos - mi rostro carecía de expresión, pero al oír las siguientes palabras el cuerpo se me tenso por completo.

Cariño, la semana pasada vino a Ocean-Side una mujer de color con una pequeña en su mano, buscaban mano de obra cualificada que le pudiera ayudar, me dijeron que su comunidad se situaba en Alexandria, ¿ese era tu antiguo grupo verdad?

Estaba metida en un problema, al oir esas palabras "mujer de color" solo se me pudo venir una persona a la cabeza, Michonne, había conseguido sobrevivir estos años y quizá el resto del grupo también. Pero aún así no quería saberlo. Para mi estaban todos muertos desde el día en que salté aquel muro.

-¿Estas segura Leila? -seguía sin creérmelo, después de estos años habían conseguido encontrarme por así decirlo, aunque ellos no supieran que yo estaba aquí.

-No les he dicho nada de ti, por eso puedes estar tranquila -me sonrió con una sonrisa amable a la que yo asentí a modo de respuesta.

Ahora que ellos podían aparecer ahí, me prometí a mi misma que no volvería a cruzar el rio hasta la costa de Ocean-side, si no fuese una emergencia o tuviese la suficiente certeza de que ellos no estaban allí.

Leila me soltó el bombazo sacándome de mis pensamientos y trasladando totalmente el tema de conversación.

-Ah por cierto, vete aprendiendo el nombre Ellie, es tu nueva niña a cuidar -mi cara fue todo un poema.

Leila rio al ver mi cara de descomposición, sabia que no me gustaban mucho los niños y ahora tendría que convivir con uno de esos.

-Oh vamos, sabes que no se cuidarme ni de mí misma, como voy a evitar que se coma un escarabajo o que le ataque una piraña -invente alguna excusa.

Ella simplemente se echo a reír.

-Cielo, aquí no hay pirañas y ella ya es mayorcita, no creo que se coma un escarabajo

Resople ante su respuesta. Al final y al cabo tenia que ayudar de alguna manera más en esta comunidad, así que no me resistí a la idea de criar a un niño. Decidí metalizarme lo más rápido posible de la noticia ya que la pequeña persona a la que cuidare se encontraba desembarcando a metros de mi.

-¿Es una niña? -curiosee un poco, ante la persona a la que me tocaría cuidar.

-Mira -señalo- es aquella de allí, la bajita con pecas al rededor de toda su cara - a decir verdad sonreí ante la imagen de aquella chiquilla, se veía una niña fuerte.

Esto me iba a encantar mas que disgustar, pensé.


Conseguí mover mi brazo sin despertarla dejando así a mi pequeña durmiendo un rato mas, me fui al baño a pegarme una larga ducha, después de anoche caí rendida en la cama y apenas logré cambiarme.

Encendí el grifo y el agua salió inmediatamente templada, disponíamos de bastante agua ya que el esta pasaba por un filtro hasta llegar a las tubos que había en cada casa. Utilice algo de jabón en mi pelo y gel para el cuerpo, quedándome así con un ligero aroma a vainilla.

Me envolví en la toalla para salir en dirección hacia mi dormitorio a hurgar en los cajones que tenia para sacarme algo de ropa.

No me lo pensé demasiado me coloque unos jeans desgastados y una camisa de cuadros con una camiseta de tirantes debajo de esta, me coloque mi cinturón y cogi solo mi arma de mano, dejando el arco atrás.

Le di un beso en la frente a Ellie y salí por la puerta de aquella cabaña de madera a la que llamábamos hogar ella y yo.

Justo encontrándome así con Alec.

-¡Buenos días! -me saludo dando una vuelta extraña al rededor mía.

-¿A qué se debe esa felicidad, Alec? -pregunte con cierto interés, seguramente se habría tirado a otra mas de las muchas ya.

Su rostro se ilumino a decirme la noticia que inmediatamente odié.

-¿En qué piedra vives Allana?, es la feria de comunidades, la van a celebrar en Ocean-side ademas seguro que a Ellie le encantará.

-¿El consejo lo ha aprobado? -parecía que sí, pero nadie me había dado la noticia aun.

-Pues claro que sí, los intercambios comerciales son prioridades -espetó Alec.

-Hazme un favor, entérate de que comunidades participaran -le obligue yo.

-A sus ordenes jefa -se despidió con su típico saludo de mano en la frente para lanzarme un guiño.

Alec era así, siempre flirteaba a cualquier hora del dia, de echo nos hicimos amigos gracias a eso, cuando llegue nueva no tenia a nadie, el intento ligar conmigo pero yo no estaba muy por la labor después de mi pasado. Con el paso del tiempo fuimos una especie de confidentes, el me contaba a quien se tiraba del campamento y yo le contaba toda mi vida de principio a fin.

Después de esa pequeña charla decidí ir a la costa, y sentarme a mirar las olas del mar.

A veces con papa solía ir al sur, teníamos una pequeña casa cerca de la costa, claro que en ese momento el mundo era normal.

La arena era blanca, tersa, a decir verdad no estaba ni tan fría ni tan caliente, pero es muy suave, su textura permite un delicado masaje en los pies, permitiendo sentir su textura y temperatura. Al mirar a lo lejos las aguas cristalinas y limpias de aquel lugar me dejaban ver por fin,         Ocean-side, lugar al que algún dia tendría que ir.

Las preguntas seguían rebotando me en la cabeza sin parar.

¿Alexandria participaría en la feria de comunidades? ¿me tendría que enfrentar a aquel pasado del que tanto tiempo he estado rehuyendo?

TWD: Te quiero {Carl Grimes} #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora