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No

Ella no podía ver a esa chica a los ojos. Tal vez el sábado no había pensado mucho, pero es que el día siguiente cuando la otra se fue se dió cuenta de lo que casi pasa, y lo que pasó con ella.

Y es que no te puede gustar tu amiga de toda la vida, eso es raro, preferiría enamorarse del más estupido del instituto.

Creo que me gustó se repetía en su cabeza pero al poco tiempo descartaba eso. Osea, tal vez le había gustado un poco esa cercanía con su mejor amiga, ¡PERO ES SU AMIGA! Entonces está jodida, ella lo sabía. Solo quería desaparecer del universo y cuando la vió sentada en ese escritorio, esperándola probablemente, ese sentimiento volvió.

— ¡Haerin! Ven acá. — gritó la otra apenas notó su presencia, parecía que estaba en problemas.

— ¿Necesitas algo? — preguntó nerviosa.

— La tarea — una sonrisa piadosa se dibujó en su rostro.

— ¡Danielle Marsh! Enserio pensé que estabas enojada conmigo o algo por ese tono — sus mejillas estaban rojas, eso lo podía asegurar.

— Pues ya ves que no — esperó hasta que la otra se sentó a su lado para susurrarle algo al oído —. Oye, recuerdas lo del sábado. — y con eso la otra solo tragó saliva, podía sentir la sonrisa de su amiga y su cercanía era peligrosa. Menos mal los otros estaban en sus cosas o ese momento se hubiera tornado más incómodo de lo que ya era.

— Si — mantuvo la postura aunque por dentro solo podía sentir algo revoloteando.

— ¿Te gustaría volver a hacerlo? — la volteó a ver con los ojos bien abiertos y observó que tenía una sonrisa de súplica, ¿Qué estaba tramando esa chica? Nunca lo sabría, a menos que preguntara, claro.

Etapas | Daerin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora