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Caminaba por el despacho preguntándose cómo es que había pasado, en qué momento las cosas habían cambiado tan drásticamente, hacía unos años ambas eran unidas, muy unidas. Ahora estaban demasiado distanciadas como para no saber de la vida de la otra. Con el corazón roto salió del edificio y se dirigió a su departamento cerca de ahí. Mientras más avanzaba más ganas de llorar tenía, estaba rota. Se había ilusionado tanto que no se preparó por si algo como esto llegaba a pasar.

En su cabeza Haerin seguía siendo la chica tímida de siempre, con la que pasaba la mayoría del tiempo haciendo ridiculeces o simplemente platicando, era un golpe bajo esto al ser algo que jamás pensó que pasaría.

Ni una vez se imaginó que Haerin estuviera casada e incluso con un hijo, siempre pensó en que probablemente en el tiempo que había estado ausente hubiera tenido algún novio o eso pero jamás esto. En su cabeza se metió la idea rápidamente que era su culpa por haberla abandonado sin siquiera explicar la causa o despedirse. Se fue y lo único que dejó fue esa estúpida nota. Si tan solo antes de irse hubiera ido a su casa probablemente ahora no se sintiera así, cobarde, culpable y rota.

En su cabeza todavía había un nosotras pero ahora era muy tarde para mantenerlo. La había perdido, y esta vez para siempre.






Fin









Espero que con esto se haya cerrado bien la historia, sé que hay dudas, probablemente luego las conteste pero por ahora esto es todo.

La historia la hice con el fin de dar a entender que si sientes algo no solo lo expreses con gesto, si no quieres también con palabras, ya que al final puede llegar a ser muy tarde para hacerlo.

Etapas | Daerin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora