15

306 41 7
                                        





Una pelinegra caminaba apurada por los pasillos del gran despacho, si bien era su sueño el ser abogado y lo había cumplido, era realmente agotador tener que caminar de un lado a otro por este mismo trabajo.

Pronto conocería a su próximo cliente, había escuchado por parte de su jefe que el chico denunciaba a unas personas por algunas cosas, entre ella corrupción y extorsión, realmente difícil de trabajar, solo esperaba que todo saliera bien, necesitaba despejarse de todo eso de una vez, solo quería disfrutar de nuevo Corea y volver a vivir el tiempo que perdió con algunas personas, entre ellas se encontraba una castaña enana que días antes de regresar a Australia alegraba su vida.

Quería buscarla y hacerle saber todo lo que no pudo en su adolescencia, a sus dieciséis años no pensaba muy bien que digamos, entonces lo volvería a verificar ahora, ya que con su última carta hace más o menos dos años no había sido suficiente para que la otra se comunicara con ella. Ahora, después de diez años esperaba aclarar las cosas... Y probablemente también sus sentimientos.

Entró a un gran cuarto, esperó a que su cliente llegara, y revisó su expediente, se enteró que tenía familia y al momento de revisar esta, ella solo...

— Buenos días.

Escuchó un tono de voz, seguido de eso un hombre ingresó al cuarto, se sentó en frente de ella y al parecer esperó a alguien más. Y luego entró ella, mujer de estatura baja y cabello castaño, ojos resgados como si de un gato se tratara, ambas mujeres se quedaron haciendo contacto visual por un tiempo, hasta que el hombre habló.

— Mi nombre es Lee Jihyeon, el es mi hijo, Jihno y ella es mi esposa Haerin, Lee Haerin. — sonriente el hombre se presentó y a su familia igual.

Al escuchar el nuevo apellido un raro sabor de boca se instaló el ella, ¿Qué acababa de pasar?

Etapas | Daerin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora