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La chica no había hablado desde aquel día, las pocas veces que lo hacía se sentía mal, emanaba tristeza, no fue a su casa esa tarde, así que no se preocupó por volver a tocar sus labios de nuevo, lo que la preocupó fue su aspecto, le dolía verla así, pero lo que más le dolía era que no le había querido contar nada. No tenía ni idea de lo que ocurría, como ayudarle o simplemente consolarla, haría eso y más por ella, por que la quería demasiado.

— ¿Necesitas que te pase la tarea? — se ofreció al salir de clases.

— Está bien, la haré yo solo, no te preocupes, ahora me tengo que ir.

— Okey. — vió como la chica se alejaba lentamente, quería ir tras ella y obligarla si era necesario a que le contara lo que sucedía, necesitaba saberlo, saber la razón de su sufrimiento.

Etapas | Daerin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora