Capítulo 10

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Dios, Dios, Dios. Soy una estúpida y lo peor es que tengo razón, lo soy. Habíamos acordado una tregua y volví a cargármela simplemente porque me molesto su
comentario. Qué pensaba demostrarle, a quién cuando ya me había dicho que le gusto y por supuesto él a mí también.

-Lo siento. No sé por qué actúo de esa forma contigo. Por lo general no soy así, no suelo discutir constantemente con las personas. Creo que me sentía atraída por ti desde el principio y me molesto que te rieras de mí en el aeropuerto.

Posó una mano en mi mentón y me alzo el rostro para mirarnos a los ojos.

-Yo también lo siento, por como comenzaron las cosas está claro que yo soy el culpable. Lamento haberme comportado como un idiota contigo. Déjame demostrarte que no siempre soy así.

-No siempre. Sonreí. -Me estás diciendo que la otra parte del tiempo eres un idiota.

Blanqueó lo ojos.

-Supongo. Rio.

Me quede embobada admirando su amplia sonrisa.

Dejo de reír y se pegó a mí, sus labios rosando los míos, comenzando a besarme lentamente. Bebiendo uno del otro sin poder parar. Sentí que movió sus manos y sin detener el beso deslizó en una caricia mis bragas para posteriormente bajar su pantalón y sacar su erección. Se detuvo sin dejar de mirarme y sonreírme para sacar
un preservativo del bolsillo trasero de su pantalón y colocárselo.

Con nuestras miradas entrelazadas me penetro de un golpe arrancándonos un grito de placer. No
se detuvo y continúo arremetiendo, asiéndome el amor lentamente sin aumentar el ritmo, envolviéndonos en un velo de placer, culminando la magia con los gemidos desgarradores de nuestra liberación.

Un encuentro accidentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora