Un encuentro accidentado

Capítulo 4

Tres cuadras antes de llegar al club le pedimos al taxista que se detuviera, no
queríamos que nos vieran llegar en taxi y así tendríamos un tiempo para observar a las personas al entrar a la discoteca y ver el ambiente. No fuera a ser un tugurio de mala muerte.

No podías guiarte por las fotos de la web.

-Bien Amy repasemos las reglas. Dije una vez bajamos del coche y nos
encaminamos hacia la disco observando a todos lados.

La zona estaba repleta de bares, clubes y restaurantes y la mayoría de las personas que caminaban por ese lugar no sobrepasaban la treintena. Por nuestro lado pasaban varios grupos de chicos disfrazados que nos dirigían una mirada apreciativa. No me gusta llamar la atención.

-Número uno agarrarte bien fuerte. Dijo al mismo tiempo que me apretujaba el
brazo.

-Dos, no separarnos en ningún momento. Conté con los dedos.

-Tres, mantenernos cerca de alguien de seguridad.

-Así es y la cuarta regla no podemos olvidarla, no acercarnos a ningún chico.
Amy me miro con cara de cordero degollado.

-No me mires así estoy cien por cien segura de que las probabilidades de
encontrarnos con algún chico que hable nuestro idioma en un lugar como este son nulas además solo vinimos a bailar y divertirnos no a ligar.

-Ok. Hizo un mohín.

Continuamos caminando entre los grupos de chicos y las personas que a esa hora caminaban por ahí, eran poco más de las nueve de la noche y se sentía fuerte la música de los locales y el ruido de los autos en la calle. Aun así eso no impidió que al acercarnos a la entrada del club un grupo de chicos de al menos cinco integrantes disfrazados todos de vampiros nos llamaran la atención.

Eran bastante altos y algunos fumaban mientras bromeaban y reían entre ellos. Vestían de negro con capas largas y la cara pintada de blanco. La piel se me erizo, no quería que se fueran a acercar a nosotras, quizás fueran unos problemáticos buscando con quien
meterse a esas horas y a saber lo que se estarían fumando.

-Claudia no los mires quizás pasamos desapercibidas, lo menos que quiero es que se metan con nosotras. Me susurró Amy.

Apuramos el paso pero a pocos metros de la puerta uno de ellos me grito algo. Era el que más cerca estaba de la acera, recostado a la pared frente a nosotras. La sonrisa burlona y un pelo lleno de rizos me hicieron pensar en alguien pero inmediatamente rechace esa opción.

-¡Hey babe, esta noche me gustarían esas piernas alrededor de mi...*$#@$!

-Pero que… Se me atoraron las palabras en la lengua ¿cómo se le ocurre gritarme eso? Sabía que era conmigo porque estaba usando un vestido corto mientras Amy llevaba un pantalón, también soy más alta que ella he iba del lado desde donde gritaron.

Por un momento me sentí avergonzada creyendo que alguien hubiese escuchado que me dijeran esa grosería hasta que la rabia fluyo en mi al darme cuenta que lo había dicho en inglés.

-Ja será idiota, se acaba de meter contigo en otro idioma creyendo que no lo entenderíamos aunque por otra parte ¡Clau nos acaban de confundir con chicas alemanas puedes creerlo!

-En serio yo a este lo pongo en su lugar ahora mismo. Dije furiosa.

-Clau no digas nada, vamos por qué te molestas, son unos imbéciles tampoco te
dijo nada grave.

No sé por qué estaba tan enfadada.

-Ya vas a ver Amy. Solté el agarre de su brazo y me pare con las manos en mis
caderas en frente de ellos. El chico me miro y entre las sombras vi que alzaba una ceja.

-¡Mira estúpido, te acabo de entender perfectamente, acércate y me lo dices de
frente así te puedo enseñar la variedad de formas en que mis piernas van a perforar tu entrepierna! Grite.

El grupo estallo en carcajadas y el chico descruzó los brazos, molesto y se acercó a mí para replicar algo. Inmediatamente un olor a perfume fresco y masculino me envolvió, alce la vista achicando los ojos para encontrarme con una mata de rizos suaves castaño oscuro, una nariz respingona y labios carnosos apretados en una línea. No podía ser

-Tenías que ser tú. Dijo con desdén.

Me cruce de brazos.

-Así es, soy yo.