Cap8- Dos caras de la misma moneda.

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La caída libre de una vida cotidiana se percibía como una simple cuestión que la existencia traería más pronto que tarde. El dejar atrás todo lo que un ser fue, destrozando cada una de sus entradas y salidas a un mundo el cual lo tenía más que abrazado, esas cuestiones se veían tan mundanas que un acontecimiento más no sería más que los últimos días de verano, dando la bienvenida al otoño.
Ese día, como cualquier otro, Eddie Brock se encaminaba a su trabajo observando pasar a la gente a su lado mientras que sus auriculares fungían como un escaparate de lo que se avecinaba, pese a no saberlo. Tenía todavía presente la salida del día anterior con su ex pareja, el como todo parecía ir a bien, como una relación que se marchitó tras un tiempo parecía volver a florecer gracias al esfuerzo de ambos entes, dándose la oportunidad de arreglar y plantar una nueva flor. Eso mantenía al rubio tan feliz que le fue imposible ocultar su sonrisa a los transeúntes que sin verle iban directo a sus trabajos. Estaba en su mundo, lo sabía. Solo importaba el sonido de sus pies chocar contra el asfalto carburando las posibles burlas que su amigo, Peter Parker, efectuaría en él por la constante negación por parte de su persona hacia el encariñamiento que sufría por su actual expareja.
Avanzó. Paso tras paso. Doblando hacia la derecha su cuerpo se postró frente al edificio del Daily Bugle. Aun con la mirada en el piso lanzó suavemente su rostro hacia un costado acomodando su cabellera antes de tomar un gran vistazo al recinto para, de manera abrupta, detener su andar. Quitando poco a poco sus auriculares el sonido de las sirenas de policía comenzó a inundar a su ser observando más de cerca, con el lento avanzar, como las autoridades estaban resguardando el lugar. Prontamente llegó hasta la zona acordonada encontrándose con la primera pared que supuso el policía que le prohibió el paso. —Atrás, chico. Está prohibido el paso. —Recalcó el de uniforme colocando una mano sobre el pecho del ciudadano. —Trabajo aquí. —Refutó Eddie mostrando prontamente su gafete que lo identificaba como trabajador del diario. —Deme un segundo. —Contestó prontamente el oficial retrocediendo para hablar con otro más informando la situación.
Eddie no se lo podía creer. En sus primeros pensamientos se le vino a la cabeza el hecho de que alguien pudiera haber sufrido un accidente, pero la ausencia de ambulancias le quitó prontamente ese pensamiento. —Disculpe. ¿Me puede decir que está pasando? —Cuestionó prontamente el desconcertado rubio con el mirar tan confuso que hasta sus labios no dieron tregua dejando el espacio para que el aire entrase a su boca en un reflejo de nerviosismo. —Adelante. Te explicarán todo adentro, hijo. —Con la intervención del segundo oficial Eddie pudo pasar, apresurando su paso tanto que su corazón comenzó a bombear con rapidez. Seguía sin entender, sus oídos aún no lograban captar a la perfección las palabras que a su alrededor estaban siendo lanzadas, solo logrando atravesar el lobby infestado de oficiales, sujetando la agarradera de su mochila pensando lo peor. —¡Oye! ¡Ciel! —Gritó casi a la recepcionista postrando sus antebrazos en el escritorio mientras la mujer con el rostro descolocado parecía no haberle notado. —¿Ciel?—Le volvió a llamar ahora colocándose frente a ella para agitar su hombro haciéndole reaccionar. —¿Qué está pasando?¿Estás bien? —Cuestionó prontamente Eddie con el respirar alterado. No podía controlarse, no sabía ni siquiera a que sentimiento priorizar, solo estaba existiendo con el único motivo de averiguar qué era lo que pasaba. —Eddie. ¿No te enteraste? —Respondió por fin la mujer observándole con confusión. —¿De qué? —Fue el turno de Eddie de cuestionar observando como la mujer sacaba su móvil de la bolsa a un costado de su cuerpo, buscando en el algo hasta que lo posicionó frente al fotógrafo, mostrando un encabezado que leía: el Daily Bugle, una empresa más en las manos de Fisk.

El tiempo pasó, sin tener el conocimiento de cómo Eddie solo pudo dejarse guiar por las personas a su alrededor mientras observaba devastado como toda la seguridad de su futuro se iba destruyendo de poco a poco. Como su jefe, aquel que le tendió la mano cuando nadie más lo había hecho, ni siquiera sus padres, era apresado. Mirando desconsolados a aquellas personas que durante años las vio como más que compañeros, eran su familia y en esos momentos él solo era un ente más, un espectador que estaba a la espera de que todo terminase su rumbo.
Todos estaban ahí, menos la figura de su amigo, llegando al recinto una vez que se pudo ver al rubio en la banqueta de enfrente, sentado, existiendo para el momento en que la policía se llevaba a su jefe, entre gritos y protestas, su única compañera era la cámara que en sus manos descansaba. Solo ahí, en el momento más bajo, es cuando Peter llegó. Totalmente consciente y sin ni un tipo de culpa; el lugar que le abrió los brazos dulcemente ahora estaba siendo tirado abajo. Tenía el conocimiento de que eso ocurriría si seguía con el plan, pero nunca reparó en las consecuencias, nunca veló por otras personas que no fuese la propia, había sido egoísta y lo sabía. Clamando que era por un bien mayor, por la ciudad a la cual con tanta lealtad había protegido, pero ni siquiera pudo ser capaz de mostrar tristeza en su rostro en el momento en que sus compañeros parecían estarlo perdiendo todo. Aun así, teniendo la cara dura, llegó al lado de su amigo tomando asiento para observar junto a él lo que ese día el rubio nunca esperó que pasara. —Es increíble. —Musitó Eddie escondiendo por un momento la mirada al bajarla a su calzado. Peter no tenía ni idea de cómo actuar, era la primera vez que se encontraba en esa encrucijada, era el responsable, estaba consciente de eso, no como en el pasado que no supo medir sus acciones, esa ocasión simplemente decidió ignorarlas. —¿Qué se supone que haga ahora? —Soltó al aire el fotógrafo no esperando una respuesta, siendo mera inercia al querer ser escuchado. —No puede ser tan malo. Eres un gran fotógrafo, Eddie. —Trató de animar el originario de Queens recibiendo una negativa nada más acabar su hablar. —Aunque vaya a otro diario o haga una página, o cualquier cosa. Todo el mundo solo me vera; nos verá, como la gente que trabajo para el Daily Bugle. —Sin esperanza alguna agachó la cabeza escondiéndose entre sus manos al cubrir su rostro tras descansar la cámara en el suelo.

Marvel's The Spectacular Spider-man IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora