Cap13-Un pasado persistente.

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Es sonido tenue de un tren acercándose al final de su línea, las nulas voces humanas que rondaban por toda la zona, pese a que su sentido más esencial fue bloqueado los otros permanecían tan latentes o, inclusive, más alerta que en cualquier otra ocasión. Recuperando la consciencia fue notando la iluminación del lugar, tan escaza que solo la luna, tras las ventanas, era la única fuente de luz en la que sus ojos parpadeantes podían aferrarse, no tenía idea del momento en que su cabeza cedió, mucho menos cuánto tiempo había pasado, ni de donde se encontraba para el momento en que forcejó con lo que atinaba eran vestigios del simbionte aprisionándolo en lo alto del lugar, colgando, cual péndulo, en el centro. Por sus primeros momentos pudo reconocer lo familiar del recinto. Una cancha de básquetbol, gradas a los costados de la misma y, más importante, un escenario en contraposición a las puertas principales del lugar. Era su antigua escuela.
Forcejeando más logró despegar el material oscuro que aprisionaba sus muñecas, cayendo al piso amortiguando su caída como solo su persona sabía, en una pose característica del vigilante. Observó, entonces, como los pedazos del material que previamente lo aprisionaban salían arrastrándose del lugar con una velocidad lo suficientemente lenta como para seguirles el ritmo, aunque, primero, buscó en sus prendas la máscara que siempre cargaba hallándose en la tesitura de solo contar con el traje de su contraparte. Bufando molestó decidió no desvelar su traje, manteniéndose en ropa de civil. Retomando su mirar a la masa negra avanzando a paso lento, con cautela, por los pasillos de su antigua institución trayendo consigo la nostalgia digna de un joven cuyos mejores momentos rondaron ese periodo de tiempo en el cual aquel lugar se volvió su segundo hogar, pese a los constantes tragos amargos que él mismo había provocado. Mirando tras él dio un último vistazo al auditorio donde una vez dejó plantada a la chica que le gustaba, avanzando hasta dar con la entrada al taller de ciencias en donde creó su primera muestra de telaraña artificial, llegando, inevitablemente, hasta la muralla que alzaba orgullosa los trofeos de cada club habido y por haber de la escuela, incluyendo el equipo de Decathlon. Trató de ignorar, tras verse reflejado en el espejo, cualquier otro recuerdo que se interpusiera en su misión, pero, su mente se volvía a desdibujar puesto que, de las personas que aún frecuentaba, solo existía una figura que persistía en cada uno de los recuerdos. Sacando al joven de sus pensamientos un grito desgarrador se hizo detenerse, retumbando por todos los rincones del edificio, proliferando la agudez conforme los segundos pasaban. Entrando en pánico se percató que la masa tomó velocidad en la dirección del grito, corriendo a su lado por la correlación que existía con el simbionte. Halló, prontamente, el origen; el aula de lenguas, no deteniendo su andar y atravesando la puerta de una, sin importar que la terminó por tirar, ahí, preparado para todo se agachó cubriéndose con las butacas solo para darse cuenta de la cruel realidad.
Ned yacía recostado en el escritorio, boca arriba, con los brazos tras su cabeza, gritando cada vez más débilmente puesto no corría ni el peligro más mínimo. —¡Ayuda, Peter! —Fue la última oración con voz fuerte que soltó girando su rostro para notar la presencia del llamado. —Oh, no te escuché entrar, Peter. —Musitó con una sonrisa burlona tras su sarcástico hablar. —¿Ahora qué?¿Eres un villano más?¿Ahora estás jugando, Ned? —Cuestionando Peter se levantó no recortando distancias con quien aún consideraba su amigo. —Solo quería llamar tu atención. —Confesó el otro sentándose en el mismo escritorio. —La verdad... No sé cómo sentirme, estoy tan confuso ahora mismo, Peter. Quiero destruirte por todo lo que has hecho, como has ignorado las acciones que provocaste, por como cada día pasabas frente a mi burlándote, viéndome la cara de imbécil al creer que en verdad eras mi amigo, pero... No quiero hacerte daño. —
—Si bueno, dile eso a mí departamento. —Contestó inicialmente Peter. —Ned. Sé cómo te sientes, pero, no dejaré de insistir, el simbionte es el culpable de todo lo que sientes ahora mismo, se está aprovechando de ti.—Intuyendo que se venía una respuesta reacia comenzó a escanear el oscuro lugar, buscando con su mirar algún material que fuese lo suficiente para crear una apertura en el simbionte. —No lo sé, Peter. Ha sido tan bueno conmigo. Me ha contado todo, todo lo que has pasado durante el tiempo que no estuvimos juntos. Como sobreviviste tras el hechizo, como lo conociste, como ignoraste las advertencias que tú mismo habías puesto, como nos reemplazaste con un estúpido rubio ególatra y una bruja psicópata asesina. ¿Cómo esperas que pueda confiar en ti si me entero de todo esto por alguien que no eres tú? ¿Crees que eso es posible, Peter? —En cuanto la mención del hechizo en la voz llena de dolor de Ned se hizo presente, la visión de Peter se nubló ligeramente. —¿Cómo puedo confiar en alguien que pudo llevar a urgencias a MJ para salvarla y en lugar de eso prefirió salvar a un montón de desconocidos? —Cargado de sentimiento, de dolor y tristeza, Ned arremetió contra su amigo tratando de tumbarlo, pero solo hallando la soledad tras el esquive del joven Parker. —Tienes razón...—Tratando de responder a sus preguntas, Peter comenzó a hablar siendo interrumpido por un Ned que salvaje se impulsó en la pared frente a él saltando una vez más hacia Peter que como mejor opción el seguir esquivando los ataques, sin importar que por ello el inmobiliario fuera destrozado por el choque con el moreno, culminando con este de rodillas tras una última zarpada. —Si hay alguien a quien culpar de la muerte de MJ es a mi... Nadie más. —Con la voz entrecortada, pasando saliva en un acto para calmar su respirar agitado, Peter confesó el desgarrador hecho que le había estado persiguiendo todos esos meses. —Lo mismo con May... Con el señor Stark. Solo hay un culpable. —Continuó mordiéndose ligeramente la lengua. —Lo siento tanto y adoraría traerlos de vuelta, aunque fuese por un segundo, pero no puedo. Y tengo que vivir con eso... Por ellos.—Respiró entonces, aún alterado, pero con más tranquilidad que en un inicio supuso expresar el peso tras él. —Deja que me encargue de llevar esas cosas en mis hombros, no dejes que esto te supere, Ned. Tú, y no me cansaré de decirlo, tú no eres esto. Te conozco lo suficiente como para asegurarlo, amigo.—A diferencia de cuando entró a la habitación se fue acercando a su amigo colocando una mano en su hombro, aún le daba la espalda, pero quería confiar en él y eso no se iría fácilmente. —¿Y qué si lo soy? —Un susurro, eso bastó para quebrar a Peter. Un susurro que vino acompañado de un golpe directo en el pecho alejándole de su amigo y atravesando la pared, colocándolo en el piso del pasillo. —Tomaste tus decisiones. —Nada más escuchar aquellas palabras Peter trató de incorporarse, pero el cansancio de la anterior pelea le complicó la simple tarea. —Y nosotros... —Paso tras paso la voz de su amigo se iba transformando en una irreconocible para el castaño, que apavorado, por lo que intuía que pasaba, se levantó de golpe observando la pared que su cuerpo había roto, esperando a que el polvo de la estructura de concreto se disipara. —Tomaremos las nuestras. —Del lugar tan estrecho una entidad vestida en negro se divisó, más alta que la humanidad de su amigo e inclusive la suya, con musculatura que asemejaba, por instantes, a la de hulk y en el pecho adornando, irónicamente, la figura de una araña deformada, abrazando todo el torso, tan macabra como los ojos que imitaban las lentillas del traje del hombre araña, culminando, en la parte superior, con un pequeño arco. Pero, lo que más llamaba, para Peter, la atención era la dentadura enorme, la lengua que de manera siniestra se paseaba de un lado a otro, así como la araña del pecho que no parecía querer quedarse fija. Peter retrocedió un par de pasos ante la invasión de la criatura que solo se podía categorizar de una sola manera: un monstruo.
En su vida había vivido muchas instancias en las que el pavor fue parte integra de su sentir, superando cualquier otra, pero esa noche, tenía miedo. Miedo como cuando su amada murió, como cuando su tía murió, no solo estaba en juego su vida, pero la de su amigo que se escondía dentro de aquel ente no terrestre. —Ned. —Susurró Peter con una voz que fácil flaqueó. —¿Sabes, Peter? —Habló el simbionte mezclando su voz con el timbre de su amigo para cuando la mitad de su rostro se hizo presente, provocando que una corriente eléctrica pasara por todo el cuerpo del castaño. —Tú tienes un nombre para cuando peleas con los "malos", nosotros también queremos. Me gusta simbionte, pero eso es lo que somos... A ver, dame tu opinión. Que tal estaría... —Por un breve periodo de tiempo el castaño logró reaccionar volviendo a su tarea por buscar algún objeto de apoyo. —Dices que nos aprovechamos, como si fuera tóxico... Tóxico... Qué tal —Tras una rápida mirada las intenciones de ambos fueron claras. —¡Venom! —Lanzando un zarpazo con la enorme mano fue capaz solo de romper un poco de las telas de la ropa de civil de Peter para cuando este rodó, no teniendo el tiempo suficiente para esquivar el tentáculo que le sujeto por la pierna y que, sin medir sus fuerzas, le lanzó hacia el otro extremo del pasillo, esfumando su presencia para cuando Peter logró recobrar la postura una vez que rodó por todo el piso.

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