Este capítulo va dedicado a todos los que siguen en la lucha por encontrar su luz y volver a brillar. Sin darse cuenta, la luz está ahí dentro de ti; solo debes encenderla...M:
La sensación de volver a verme bien es increíble. Cada pedacito que he pegado ha valido la pena. Creía que mi dolor no tenía solución y que todos esos problemas me llevarían a la muerte, como alguna vez habían intentado hacer. Pero fui mucho más fuerte de lo que se imaginan y logré escapar de la muerte tres veces. Fueron tres ocasiones en las que yo misma atenté contra mi vida, creyendo que era la única solución, la única manera de salir de todos mis problemas y apagar mi dolor. Pero eso no era la solución, y hoy me siento grandiosa porque en esta vida hay caídas que quizás te lleven meses o semanas en levantarte. Sin embargo, cuando te levantas y sigues luchando, te das cuenta de que sí hay salida de todo ese dolor que sientes.La vida me había golpeado desde los siete años, y es que la mente de un niño es tan genuina e inocente que creía que todo era un juego. Pero con el paso del tiempo entendí lo que había sucedido. Entré en depresión a los trece años y tuve tres intentos de suicidio. Me consideré una inútil y también una basura, pero logré salir de eso y mírenme aquí: estoy compartiendo mi historia.
Aprendí que a lo largo de nuestras cortas vidas pasan miles de cosas. Es increíble ver cómo el mundo ha perdido a varios jóvenes por la depresión; no se imaginan lo difícil que es ver que no han encontrado otra solución y han dejado de respirar, tomando una decisión que quizás muchos han querido tomar. Y son fuertes por seguir luchando, por seguir aquí. Este es tu momento.
Quizás creen que en nuestra corta vida todo es color de rosa y arcoíris, pero no es así. Los jóvenes sufrimos bastante porque la depresión se ha querido apoderar de nuestras almas jóvenes y se ha llevado a tantas vidas por delante que duele saber que cada día un joven toma esa decisión, creyendo que es un escape a sus problemas.
Abramos los ojos y luchemos contra la depresión. Sigue luchando; tú puedes. Sigue caminando, hazlo por ti. Toma mi ejemplo y sé fuerte por ti; piensa en el futuro y en los sueños que tendrás que cumplir.
Yo, siendo una niña, sufrí acoso sexual y mírame aquí: estoy luchando. Aunque la vida se ha empeñado en derrumbarme, sigo aquí. Este es tu momento; la vida es bellísima. Quizás tú la veas blanca, negra o incluso gris, pero no es así; ella tiene colores, solo que tú debes aprender a encontrarlos.
Mira las cicatrices en tus brazos: ¿cuánto daño te has hecho, cariño? ¿No te parece suficiente? ¿No crees que ya es hora de dejar de hacerle daño a tu cuerpo buscando apagar el dolor interno? Vamos, levántate y camina hacia un espejo; hagamos esto juntas/os.
—Yo puedo—dilo en voz alta y con una sonrisa en los labios—podré sanar y lo haré porque para mí nada es imposible.
No te sientas mal; sé que es difícil para ti, pero podrás hacerlo porque yo te sostendré y no dejaré que lo hagas sola. Eres bella; no importa lo que digan los demás. Tú sabes que lo eres y si nadie te lo ha dicho, te lo diré yo:
ESTOY MUY ORGULLOSA DE TI PORQUE CON TODO LO QUE HAS PASADO SIGUES AQUÍ Y SÉ QUE SEGUIRÁS CONMIGO.
Si se te escaparon algunas lágrimas, no te preocupes; está bien llorar, es parte de sanar. Pero cariño, tú puedes salir de esto porque no estás sola: nunca lo estás ni nunca lo estuviste.
Repite esto conmigo mientras te miras al espejo:
—Soy mi propia destrucción como mi propia sanación.
Lo has hecho bien, cariño; vamos, tú podrás hacerlo. Supérate a ti misma; no importa cuánto cueste: podemos hacerlo. Yo estaré aquí viéndote sanar y aplaudiendo cada vez que te levantes porque lo harás con mucha más fuerza.
Ábrazate a ti misma y ámate; valórate. Aprende que tú eres única porque has podido ganar estas batallas y si sigues aquí podrás ganar la guerra.
La sonrisa no tarda en llegar a mis labios al ver cómo he mejorado y sé que me estoy amando, queriendo y valorando con cada paso. Estoy tan orgullosa de mí misma porque me doy cuenta de que pude recuperar mi brillo; estoy sonriendo de manera real: ya no hay una sonrisa fingida ni forzada; solo hay una sonrisa pura y bella que admiro en mi espejo.
—Estamos sanando—me sonrío con lágrimas en los ojos; estas no son de tristeza sino de felicidad por poder verme diferente y ver nuevamente los colores del arco iris.
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Notita: Somos nuestros propios verdugos haciéndonos daño constantemente, emocionalmente diciendo "No soy bonita" o "¿Quién me querrá así?" Aprendí que para entregar mi corazón debo estar totalmente enamorada de mí misma; debo amarme sin importar lo que digan los demás: primero yo, luego yo, después yo y por último yo. Así funciona: ámate primero, adórate primero; sana ese dolor y luego date la oportunidad de amar y querer a los demás. Pero primero tú; luego el resto. Aprendamos que la vida es dura pero más dura debes ser tú para enfrentarla. Y déjame decirte: ¡Felicidades por seguir aquí! ¿Ves? Que sí puedes aunque tú no lo creas así: ¡tú puedes! Las tormentas pueden ser horribles pero cuán increíble es cuando el sol brilla con fuerza; ese sol puedes ser tú así que ¡arriba! Sigamos luchando.
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Nos leemos pronto.