Mi cuerpo se sacude por los sollozos que trato de callar. Son las 2:00 a.m. y no puedo dormir, estoy dando vueltas en la cama tratando de entender qué me pasa o qué me está pasando. Cada extremidad de mi cuerpo duele, y es por la maldita ansiedad y el cansancio físico, sumándole el cansancio mental, porque para ser sincera, la estoy pasando mal, horrible.
Me levanto de la cama débilmente porque sí, estoy cansada, estresada, fatigada y sobre todo tan frágil que cualquier palabra o cualquier cosa me afecta. De manera temblorosa tomo mi móvil; reviso todo aún sin estar despierta. O cuando él lo hace, lo primero que dice es: "Buenos días, princesa". Pero estos días siento que algo ha cambiado entre nosotros. Yo lo noté y sé que soy yo; he estado bastante fría, cortante, seca… realmente es doloroso sentirse así.
Doloroso ver cómo pierdo mi brillo y cómo mi alma se deshace en pedazos en un instante.
Soy yo quien desde este mes ha estado triste y apagándose. ¿Por qué lo hago? Sé que estoy perdiendo mi brillo, que todo en mí está vulnerable. Es casi como si me hubieran arrancado la raíz; soy una pequeña flor que ahora necesita ser tratada con delicadeza para no aplastarla o para que sus pétalos no caigan. Estoy llena de frustraciones y de mucha presión por parte de varias personas; tengo tantos problemas que ni siquiera me pertenecen, y eso es lo que me jode y me está apagando. Este vacío está llenando mi mundo de oscuridad, excepto por una parte: cuando él me envuelve con sus brazos. Todo mi pequeño mundo cobra color y brillo como si las flores estuvieran floreciendo de nuevo y las mariposas revolotearan por doquier. No quiero perderlo a él, pero todo se muere y se marchita cuando él deshace su agarre y se marcha; el mundo se vuelve blanco y negro con toques grises que suman más tristeza al ambiente.
—Vamos, no llores—me digo mientras me abrazo a mí misma tratando de volver a conciliar el sueño después de ir por un vaso de agua—. Esto ya pasará, te volverás a levantar, pero no te apagarás. No ahora.
Giro sobre mis hombros tratando de encontrar una posición cómoda para buscar mi tranquilidad; es imposible en estos momentos. Me es muy difícil no querer sentirme vacía otra vez… pero lo estoy siendo nuevamente.
—No merezco esto—me abrazo a mí misma.
Es cierto.
Quisiera tener un control para pausar el tiempo y poder volver a recordar los buenos momentos. Tengo la necesidad de hacer algo para despejar mi mente de todos esos malos pensamientos; no quiero volver a ser lo que fui.
«Por más difícil que sea esta vida, no dejaré que me patee ni me humille. Lo desafiaré nuevamente».
Vuelvo a la cama mientras observo el techo y mis pensamientos divagan lejos de aquí, donde todo sería diferente. Mhnm… mi mente solo proyecta una pregunta: ¿qué te gustaría ser si te dieran la oportunidad de elegir?
“Una mariposa, porque ahora solo soy una oruga; cuando llegue el tiempo, seré una mariposa y volaré muy alto, tan alto que nadie podrá alcanzarme”.
Notita:
Desde pequeña siempre me han encantado las mariposas; soñaba con ser una de ellas y poder volar como ellas, tener diversos colores como una mariposa. Quise tocar sus alas pero nunca pude hacerlo ya que estas escapaban volando lejos de mí. Pero un día una se posó en mi dedo meñique y mágicamente pude tocar por fin sus alas; siempre me habían fascinado pero jamás creí que de grande –o sea ahora– si me dieran a elegir qué quiero ser siempre les respondería: ¡una mariposa! 🦋
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Hols nos leemos pronto!