LLUVIA DE TRANQUILIDAD
Alas rotas, alma quebradiza.
Sumida en mis pensamientos, perdida en mi interior, tratando de entender la actitud de las personas. Estaba sentada sobre una mesa frente a mi enorme ventana. Un dato raro de mí a veces hacía esas cosas bastante raras.
Me sentía melancólica, mi mirada estaba perdida entre las hojas de los árboles, en un punto y en ninguno. Las gotas de lluvia golpeaban la ventana mientras yo permanecía en silencio, oyendo el relajante sonido de la lluvia y una pregunta se formulaba en mi mente.
¿Un caos natural? Capaz la lluvia era un caos cuando se lo proponía, pero también es una necesidad debido a que gracias a esa lluvia hay árboles que crecen un centímetro más, y también la humedad ayuda a que este verano no sea tan agobiante. Yo apreciaba ese maravilloso caos; de hecho, agradecía cada lluvia porque imaginaba que en el desierto había tantos animales muriendo por sequías y calor que la lluvia era una necesidad, pero a la vez, si lloviera todos los días en ese lugar, habría un caos. En fin, el balance de la naturaleza era algo incierto.
Un relámpago provocaba ese fuerte sonido que llenaba ese grisáceo y oscuro cielo.
Mi mirada seguía aún perdida mientras contaba con:
Uno...
Dos...
Tres...
Cuatro...
Cinco...
Seis...
Siete...
Ese estruendo se volvió más fuerte, acompañado de esa iluminación llamada rayo, el cual era una sobrecarga de electricidad que no sabía por qué se producía, pero era algo que realmente no sabía.
Cerré un momento mis ojos mientras mis oídos captaban el sonido de los árboles bailando de un lado a otro tras las caricias del viento. Mi mente estaba en blanco; solo oía el baile de los árboles y el silbido del viento que no dudaba en acariciar a los árboles provocando que estos se movieran de un lado a otro. El sonido de la lluvia que caía desde una altura mayor se convertía en pequeñas gotitas que caían al suelo, que empezaba a humedecerse por esas gotitas que caían sobre él y pedían un pequeño descanso.
La lluvia era la evaporación de los ríos o pequeños arroyos; subían poco a poco a resguardarse en las nubes hasta que no había más espacio y la nube soltaba sus lágrimas llamadas lluvia, dejando que estas cayeran.
Siempre observé a las nubes que solo se movían de un lado a otro. Incluso alguna vez desee ser una, pero también pensé en que ellas también lloran cuando sienten que no pueden.
Estaba muy melancólica, la verdad. Se podía notar a través de mis palabras; mis alas estaban rotas y mi alma estaba quebradiza. Era como un pequeño cristal al cual no le podía hablar con un tono muy alto porque se rompería en mil pedazos. Estaba buscando paz a través de esa pintura gris de la cual se teñía el cielo.
Suspiré profundamente y abrí nuevamente mis ojos. Pude ver algo distinto: era la calma y paz que me había transmitido el sonido de la lluvia.
—Voy a coser mis alas, voy a recoger mis pequeñas piezas y las volveré a pegar —susurré para mí misma mientras volvía a cerrar mis ojos.
Esa era yo: me rompía y volvía a pegar cada pieza de mi alma; mis alas se rompían y las volvía a coser, pero nunca me rendía.
♡
Notitas:
Cada persona tiene su manera de calmar sus problemas. Mis ataques de ansiedad y pánico habían aumentado, pero de ninguna manera me he rendido; estaba empezando a sanar. Lo había hecho, pero una persona llegó para acabar con absolutamente todos mis muros; esos muros estaban protegiéndome de los demás y sin ninguna importancia lo derribó haciendo añicos cada parte de mí.Me dejó inseguridades, desconfianza; incluso me sentí insignificante cuando ya había llegado a un punto donde me sentía bien conmigo misma y con mis defectos. Mis inseguridades eran lo más hermoso, pero me rompí y en este instante soy un frasco lleno de inseguridades.
COMO SIEMPRE DIGO: ÁMATE, VALÓRATE Y SUPÉRATE.
¡VAMOS ARRIBA! LEVÁNTATE Y LUCHA; FALTA POCO PARA PODER SALIR DE ESTO!
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¡Hello! Nos leemos pronto.