Capítulo 9: La Separación

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Fue la mañana más difícil de mi vida. Me desperté solo en nuestra cama, y al mirar a mi alrededor, me di cuenta de que ella ya no estaba allí. El vacío en mi pecho se hizo más grande cuando vi el papel que había dejado en la mesita de noche.

Lo tomé con manos temblorosas y comencé a leer su letra pequeña y ordenada.

"Lo siento, pero no puedo seguir así. He intentado hacer que esto funcione, pero sé que ya no hay nada que pueda salvarnos. No puedo seguir sosteniendo nuestra relación sola. Necesitas ayuda, necesitas arreglar tus problemas de egoísmo y prioridades. Sé que tienes el potencial de ser una gran persona y un gran esposo, pero debes hacer el trabajo para llegar ahí. Espero que algún día puedas entender esto. Adiós."

Las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos mientras leía su nota una y otra vez. Me había quedado sin palabras. No podía creer que lo que más temía se había convertido en realidad. La mujer que amaba, la mujer con la que planeé pasar el resto de mi vida, había decidido abandonarme.

Miré a mi alrededor y vi su ausencia por todas partes. Sus pertenencias habían desaparecido de nuestro armario, su cepillo de dientes ya no estaba en el baño y su aroma había desaparecido de nuestra casa. Todo lo que quedaba eran recuerdos dolorosos de lo que solíamos ser.

Me sentí abrumado por la culpa. Me di cuenta de que durante todo este tiempo, había estado más preocupado por mi carrera y mi ego que por ella. Me había vuelto tan centrado en mí mismo que me había olvidado de las necesidades de la persona más importante de mi vida.

Me prometí a mí mismo que iba a cambiar. Iba a buscar la ayuda que necesitaba para superar mi egoísmo y priorizar correctamente. Iba a trabajar duro para demostrarle que podía ser un esposo amoroso y comprensivo.

Pero ahora, me enfrentaba a la realidad de estar solo, sin la mujer que había sido mi compañera y amiga durante tanto tiempo. ¿Podría alguna vez recuperarla? ¿Podría alguna vez hacer las paces con mi egoísmo y ganarla de vuelta?

El futuro parecía incierto, y la idea de no tenerla a mi lado me hacía sentir más solo de lo que nunca había sentido antes. Me aferré a su nota, como si fuera lo único que me quedaba de ella, y me di cuenta de que necesitaba empezar a trabajar en mí mismo si quería tener alguna oportunidad de recuperarla.

Con lágrimas en mis ojos y un nudo en mi garganta, guardé su nota en mi bolsillo y salí de nuestra casa, lista para comenzar mi camino hacia la recuperación y la redención.

Un Home Run al egoísmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora