CAPITULO 2: Un amor inesperado

6 0 0
                                    


Mi nombre es David, y mi carrera como beisbolista profesional había sido todo lo que había soñado desde que era un niño. Pero a medida que avanzaba en mi carrera, me di cuenta de que algo faltaba. Mi relación con Laura había sufrido un gran impacto debido a mi obsesión por el juego, y aunque traté de hacer lo correcto, no pude evitar sentirme culpable por descuidarla.

Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado. Después de un partido en el que perdimos, salí del estadio sintiéndome frustrado y decepcionado. Decidí caminar un poco para despejar mi mente, y terminé en un pequeño bar en el centro de la ciudad.

Mientras tomaba una cerveza en el bar, noté a una mujer sentada sola en una mesa cercana. Era hermosa, con el cabello oscuro y los ojos brillantes. Parecía un poco triste, y aunque normalmente no soy un tipo de ligar en bares, algo en ella me llamó la atención.

Empecé a hablar con ella, y descubrí que su nombre era Sofia. Era una artista, y estaba en la ciudad para presentar su trabajo en una galería cercana. Hablamos durante horas sobre arte, música y literatura, y fue como si todo el estrés y la presión del juego desaparecieran.

No sé exactamente qué fue lo que me atrajo de ella, pero había algo en su forma de hablar y de pensar que me fascinó. Tal vez fue la forma en que podía expresarse con tanta pasión sobre cosas que yo nunca había considerado. O tal vez fue la forma en que me hizo sentir importante, aunque no habíamos hablado mucho sobre béisbol.

Lo que sea que fuera, después de esa noche, empecé a pensar en ella todo el tiempo. Incluso cuando estaba en el campo, mi mente volaba a su rostro, su risa, su manera de moverse. Era algo completamente nuevo para mí, y aunque estaba un poco confundido, no podía evitar sentir que era una señal de algo importante.

Después de esa noche, empezamos a vernos con más frecuencia. Salíamos a caminar por la ciudad, íbamos a exposiciones de arte y conciertos, y cada vez me sentía más atraído hacia ella. Era una sensación extraña, como si hubiera encontrado algo que había estado buscando sin saberlo.

Pero a medida que nuestra relación avanzaba, empecé a sentirme culpable por Laura. Aunque nuestra relación había pasado por momentos difíciles, seguía amándola. No sabía qué hacer, y me sentía atrapado en una especie de limbo emocional.

Fue en un partido en el que todo cambió. Estábamos perdiendo, y la tensión en el campo era palpable. Pero en un momento de inspiración, logré golpear la pelota con fuerza, y la vi volar por encima de la cerca del jardín izquierdo. Fue un home run perfecto, y la multitud estalló en aplausos.Mientras daba la vuelta a las bases, miré hacia la multitud y vi a Laura allí, sonriendo y aplaudiendo. En ese momento, todo se aclaró para mi.

Un Home Run al egoísmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora