Canto 4

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El reloj frente a Emiya era el único ruido aparte del sartén en el fuego friendo las verduras.

El sonido continuo del reloj solo lo molestó, había algo que le gustaba, sus sentidos mejorados, era como si pudiera escuchar los engranajes del reloj moverse. Alzó la vista y miró el reloj con disgusto.

Estaba cansado de escuchar engranajes moverse.

El sonido de la puerta principal abrirse hizo que se diera vuelta y mirara como Merlín entraba con una sonrisa y saludando con la mano antes de saltar a su espalda y abrazarlo. Los ojos de Emiya se abrieron ante ese gesto y más cuando un beso fue dado de la nada por parte de la mujer.

Una risa hizo que Emiya suspirara cuando la mujer se separó.

Él había accedido a la información por parte de ella a cambio de algo como besos... no supo si fue porque nunca había visto tal desarrollo o si realmente sintió interés por alguien en este mundo, el hombre pensó que había perdido el interés por los demás hace demasiado tiempo.

¿Quizá fue algo momentáneo ante información que nunca había visto?, Emiya se culpó a sí mismo, una variante que conocía tuvo un pequeño efecto por más leve que fuese, ni siquiera podía decir que la información era real o no, era hecha por Merlín y puesta para que él la encontrara.

Era una trampa en todo sentido.

Pero aun así quiso saber si la persona que había pisado este mundo tuvo un destino diferente.

Una ejecución pública, eso fue lo que decía las notas de Merlín, pero al parecer fue una muerte fingida y se retiró en Fuyuki, pero murió unos años después debido a alguna especie de magia, su esposa...

Emiya sacudió la cabeza al pensar en ese sentido. No tuvo porque pensar en sí mismo como uno cuando no sabía si era el primero, Merlín estaba convencida de que él era el primero, pero con tantos recuerdos fragmentados.

Ni siquiera sabía si alguna vez estuvo con vida.

― ¿Piensas ignorarme luego darme un beso?, bueno si es besos lo que quieres no tengo problemas~ ―Merlín sonrió mientras que estaba aún colgada en la espalda de Emiya.

―Gracias, pero pasaré, ya tengo suficiente de ti por una bienvenida y una despedida.

―Eh... y yo que creí después del beso que me diste la otra noche estarías más encantado conmigo ―la sonrisa de Merlín no se fue, solo asomó su cabeza y miró lo que se estaba cocinando.

― ¿No es muy tradicional esto?

― ¿Te quejas?

― ¡Para nada! ―la sonrisa de Merlín creció antes de saltar y separarse del hombre y caminar hasta la silla de la cocina―, solo tenía curiosidad sobre que iba a probar ahora, pero como era comida japonesa pensé que sería algo normal ya para mí.

― ¿Cuánto tiempo has estado en este país?

―Bastante, fui quien reconstruyó Fuyuki en cierta forma ―Merlín tomó una de las servilletas sobre la mesada y jugó con ella comenzando a doblarla―, pero no importa, ahora es la ciudad de Kuoh, oh cierto, tú cuerpo estará listo en un par de días más.

― ¿Se puede saber que has hecho?, pensé que podrías traer mi cuerpo de vuelta, mencionaste que tenías acceso a las magias verdaderas.

―Todo el mundo tiene acceso a ellas en este lugar, bueno, en cierta forma lo tienen, solo tengo una comprensión de lo que hacen, puedes compararlo a como si copiaras un código y lo usaras a tú gusto solo cambiando las cosas, sabes que funciona, pero no sabes cómo, yo sé el cómo funciona.

Maldición de la diversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora