Primera ilusión

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Despertar.

Merlín sintió su cuerpo cansado. Había pasado solo un par horas desde que había ido a dormir, por lo que aún sentía que le faltaba un poco de descanso. Un súcubo, un demonio especializado en sueños teniendo problemas para dormir.

Era casi una comedia vacía que uno encontraría en alguna novela de segunda mano.

De poder, Merlín sabía que con un solo estímulo con su magia podría estar un perfecto estado, pero eso quitaría toda la gracia de pasar por humana, el sentir cansancio o molestia ya no serían cosas que estarían para ella.

Al igual que su cuerpo que pasaría a ser simplemente un elemento para el placer de los otros antes que el propio.

Era algo bastante más normal de lo usual que los demonios como los súcubos se les cortara las alas para que no pudieran usarlas, además de quitándoles cualquier momento de disfrute personal a la súcubo.

En el infierno ser una súcubo no significaba casi nada, estaban incluso por debajo de los demonios reencarnados, si eran lo suficiente fuertes entonces usadas como ganado de cría para próximas generaciones.

Era por eso que el respeto a una súcubo estaba incluso por los suelos en el mundo demoniaco actual, quizá en un principio se las considerara algo más allá que simples nodrizas para otras generaciones, pero ahora solo se les quitaba el placer y las dejaban en una locura de lujuria desenfrenada.

Merlín podía decir que ella hubiera caído en la misma gracia si es que fuese su yo original, la verdadera "Marie Asmodeus" que todo el mundo cotorreaba. Ella era perfecta para ser vendida para otra casa, siendo súcubo y una híbrida.

Merlín sintió un peso en su cabeza cuando se movió.

La mano de Emiya estaban enterrada en el cabello blanco y lacio de la mujer.

Una suave risa casi en susurro salió de Merlín. Si bien Emiya no podía sentir y darle afecto como ella buscó, las señales obvias que incluso una maquina tenía un programa que por más que se reescribiera, el componente físico de este venía desde el inicio para que sea empleado.

Un cambio o dos causarían problemas en el orden de las cosas pero tampoco dejaría la maquina con un error, si no con mal funcionamiento puntuales.

Un momento como ahora, que el programa que instalado era la mente y alma de Emiya pero el componente físico que iba a llevar las tareas era de otro modelo, uno el cual sí estaba puesto para utilizar las funciones apagadas en el modelo antiguo que era Emiya.

Merlín vio esto no como un retroceso en la actualización si no como un ajuste para mejorar la función.

La mano que estaba tras su nuca la jaló y la pegó contra el pecho. Merlín se sorprendió vagamente por la acción pero la dejó pasar, tampoco es que se fuera a quejar. Incluso cuando el hombre no tenía ni la noción más mínima de lo que hacía algo como esto era bastante más que agradable.

De igual manera ella estaba demasiado cansada para levantarse y seguir con su idea. Le bastó a la albina alzar la cabeza y ver el reloj que mostrando que faltaba poco para el inicio de clases.

Sería un problema ir ahora.

¿Por qué debería salir de la comodidad actual y de un abrazo tan cálido solo para reírse unos instantes de Sona?, ni siquiera podría molestar al grupo de Rias debido a que no se encontraban presentes.

Lo mejor sería disfrutar del momento y seguir durmiendo.

Gozaría de la buena compañía una vez que ella vuelva a despertar.

Maldición de la diversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora