Cap. 03 - Infectado.

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Todo el lugar estaba custodiado por militares. Hydra tenía una red de seguridad de 24 horas, asegurándose de que sus hombres vigilaran que nadie cruzara la valla que dividía la zona de cuarentena con el exterior. A veces, la seguridad era burlada por algunos civiles; la mayoría, se encontraban hartos de la vida tras el muro, pero una parte, solo se trataba de curiosos tentados con la idea de ver si las leyendas sobre los monstruos e infectados eran reales. Al final del día, si eran atrapados, los fusilaban públicamente por incumplimiento de las normas.

Con algo de esfuerzo, Hyunwoo movió el bloque de concreto que bloqueaba la salida a la superficie. Habían recorrido todo el trayecto a través de túneles secretos, mismos que usaban todo el tiempo para realizar sus trabajos fuera de la valla.

Cuando logró salir, no le echó la mano al joven castaño que se le estaba complicando un poco el tratar de subir, de hecho, fue su compañera quien lo hizo.

Una vez fuera, Kihyun se reincorporó, analizando el panorama a su alrededor. Miró el imponente muro de al menos 50 metros de alto. Un poco más allá, había una cabina con hombres uniformados escudriñando toda la zona. Del techo de la cabina, un faro de luz extra potente pasaba por todo el lugar en movimientos de izquierda a derecha cada cierto tiempo.

—Qué locura, de verdad estoy afuera —suspiró Kihyun, dejando ver todo su asombro, volteando en todas las direcciones.

—¡Agáchate! —ordenó Jennie.

Se sorprendió cuando fue jalado de sus ropas con algo de rudeza y en cuestión de segundos, ya estaba de cuclillas detrás de una gran roca justo antes de que la luz del gran faro pasara por encima de sus cabezas.

—Carajo, lo siento —susurró apenado.

—Escucha, vamos a rodear la zona divisoria por la izquierda. No te alejes y hazme caso.

—Sí, sí, de acuerdo —respondió algo nervioso. No ayudaba la mirada desaprobatoria que le daba el grandulón tras ella.

Emprendieron camino cuidando de no ser atrapados por el reflector. Algunas zonas estaban cubiertas de lodo gracias a la lluvia que había parado hace algunas horas, por lo que les imposibilitaba ir por debajo de algunos autos y chatarras viejas.

En varias ocasiones detuvieron su andar ya que, las patrullas por tierra eran otro de los factores de los que tenían que ser precavidos.

En el peor de los momentos, la lluvia regresó, tornando la situación aún más complicada. Empezó como un leve goteo, pero gradualmente fue tomando fuerza.

Kihyun mentiría si dijera que no estaba un poco nervioso por la situación. Sentía su estómago encogerse de tan solo pensar que podrían descubrir su secreto. Y desde luego, estaban las historias que se contaban acerca de lo que existía fuera del gran muro. Ninguna de ellas era precisamente encantadora.

Con la vista algo empañada por las gotas de lluvia que caían del cielo, Hyunwoo bajaba de la caja de un camión de carga abandonado cuando sintió un golpe en la nuca, lo suficientemente fuerte como para mandarlo al suelo. Una punzada de dolor se extendió por toda su cabeza, desorientándolo.

—No intenten nada estúpido —amenazó el hombre uniformado que golpeó a su compañero, ahora apuntando al muchacho y a la mujer con su rifle.

Ambos levantaron sus manos, maldiciendo por lo bajo.

—Muévanse. Dense vuelta y de rodillas. —ordenó el otro uniformado que salió por detrás. Ellos obedecieron de mala gana—. Revísalos, yo iré por la camioneta para llevarlos devuelta a la valla.

—Pongan sus manos en la nuca —dijo comenzando la inspección.

Kihyun estaba apunto de entrar en pánico. Uno de sus miedos más grandes amenazaba con cumplirse en los próximos segundos. Necesitaba pensar en un plan, rápido. Su ansiedad aumentó cuando observó al hombre uniformado sacar un dispositivo con forma de teléfono inalambrico, mismo que usaban para detectar el estado de las personas mediante un pinchazo en el cuello.

H O S T • ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora