Cap. 09 - Ámame a mi manera.

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Changkyun esperaba desnudo en la cama. Permanecía recargado en la cabecera, la sábana solo cubriéndolo de la cintura hacia abajo.

Acababa de darse una ducha con Jooheon, así que estaba esperándolo con algo de impaciencia. Pensó que tal vez se había arrepentido. No supo en qué estaba pensando cuando le propuso semejante cosa a un tipo que acababa de conocer hace unas horas. Probablemente fue demasiado lejos esta vez, sin embargo, no podía negar lo que sintió al momento de besarlo.

Todos esos pensamientos intrusivos se esfumaron de repente, cuando lo vio salir del baño envuelto en una toalla en su cintura. Santo cielo, tragó hondo. Tenía unos brazos como para morir ahorcado por ellos. En su gran pecho robusto estaban dos pectorales perfectamente alineados. Aunque lo que más le llamó la atención, fue el escándaloso tatuaje de una cruz con dos grandes alas, justo arriba de su ombligo, abarcando gran parte de su abdomen.

Jooheon caminó hasta posarse frente al otro lado de la cama, inseguro del próximo paso. No sabía qué hacer, nunca había estado con una mujer, mucho menos con un hombre. Consciente de esto, el pelinegro le regaló una sonrisa, una que pretendía transmitirle calma, para que supiera que todo estaba bien. Se inclinó un poco hacia él, colocando su mano en el borde de la toalla que cubría su intimidad. Dirigió su vista al hombre de hoyuelos una vez más, como preguntando si estaba de acuerdo, por lo que, al verlo asentir levemente, tiró de la blanca tela, dejando al descubierto su miembro semi-erecto.

Fue en ese momento donde la excitación hizo acto de presencia. Changkyun se reincorporó, levantando la sábana que reposaba en el espacio vacío de la cama, siendo una clara invitación, misma que Jooheon tomó al meterse bajo ésta.

Se acurrucaron juntos. Jooheon se hallaba boca arriba, nervioso, mientras el otro estaba de lado, recargado en su codo, dejando caricias sutiles en su pecho con su mano libre.

—¿Nunca has hecho esto con nadie? —preguntó él, trazando figuras imaginarias en el pecho del de hoyuelos.

Negó con la cabeza, incapaz de responder con palabras.

—¿Con nadie?

Volvió a negar, ahora viéndolo a los ojos.

—Bueno, entonces voy a empezar con lo más sencillo —susurró en su oído, robándole el oxígeno a su nuevo amante.

Jooheon asintió, llenando sus pulmones de aire con dificultad, para después dar paso a una risita nerviosa. Misma que copió el contrario, ante la tierna reacción.

—Primero que nada, quiero que sepas que no soy un prostituto. No tengo sexo a cambio de comida... —habló el pelinegro, acomodando las sábanas para poder subirse encima de él; cara a cara—. Por más deliciosa que sea.

Jooheon se sorprendió un poco por esto. Dudó sobre acercar sus manos para acariciar la suave espalda del hombre de finas facciones, queriendo tomar más confianza.

—Así que, si hago esto, querré quedarme unos días más —continuó, acariciando la suave piel de sus mejillas—. ¿De acuerdo?

Jooheon no dudó ni un segundo en mover su cabeza para afirmar.

Finalmente, unieron sus labios en un lento y sensual beso. Pronto la ternura abrió paso a la erotismo, eliminando cualquier duda y cualquier miedo.

Changkyun rompió la unión. Prosiguió con una serie de besos desde su mandíbula, bajando por su gran pecho, en un sendero que lo llevó hasta su zona pélvica. En ese momento se perdió entre las gruesas sábanas, brindándole a Jooheon, una explosión de nuevas sensaciones que lo invadieron completamente hasta correrse.

Si permitir que este extraño inquilino se quedara en su hogar incluía esto todos los días, podía hacer el sacrificio....

[...]

H O S T • ˢʰᵒʷᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora