H O S T • ˢʰᵒʷᵏⁱ

Cap. 02 - Trato.

Avanzaron unas avenidas más hasta llegar a la entrada de la antigua estación de tren abandonada. Luego de mover algunos contactos, el dúo logró rastrear a las luciérnagas y parecía que habían encontrado su ubicación en tiempo real.

La decisión fue entrar por los conductos subterráneos de la estación abandonada, la cual daba acceso al complejo de edificios que las luciérnagas ocupaban como uno de sus cuarteles temporales. Si entraban de esta manera, pasarían desapercibidos y no habría manera de ser detectados. El plan era llegar de sorpresa,  intentar razonar con quien sea que estuviera a cargo de las luciérnagas de esa zona y conseguir el cargamento de regreso. Sonaba sencillo, aunque tenían claro que no lo iba a ser. De hecho, el "plan b", por si se rehusaban, era matarlos a todos.

Se vieron recorriendo las antiguas vías del tren, acompañados sólo por una linterna para poder observar en la penumbra de aquellos túneles inhabitados. El lugar emanaba un olor desagradable que los hizo llevar su mano hasta su nariz, en un intento de aminorar el aroma.

Mientras avanzaban, la mujer levantó un poco el reflejo de la luz sobresaltándose debido a la imagen horripilante con la que se topó. Un infectado prácticamente consumido por el hongo. Todo su cuerpo estaba repleto de setas y escamas de un tono marrón. Parecía que el tejido lanoso se lo estaba tragando lentamente.

Se llevó la mano a su pecho, como si eso calmara los fuertes latidos de su corazón.

—¿Estás bien? —preguntó Hyunwoo preocupado al escucharla maldecir por lo bajo.

—Sí, solo me tomó por sorpresa –respondió algo perturbada.

Entre más lo veía, más le asqueaba. Reanudó la caminata antes de terminar vomitando enfrente de su compañero.

Continuaron hasta final de uno de los túneles que conducía a una escalera en la pared. Subieron por ella durante unos minutos bastante largos.

Una vez arriba, intentaron abrir la puerta que los llevaría dentro del edificio, pero parecía bloqueada con algo bastante pesado.

—Lo que faltaba, parece que alguien puso un maldito piano del otro lado —expresó Jennie, apretando los dientes por la fuerza que aplicaba al empujar la puerta.

Se detuvo cuando se dio cuenta que Hyunwoo estaba olfateando ruidosamente como un sabueso. Antes de poder preguntar sobre su extraño comportamiento, él habló.

—¿Hueles eso? Es pólvora.

Alumbró toda la puerta, bajando desde el pomo hasta la ranura; ahí vio un hilo de sangre que escurría desde el otro lado. Empujó con fuerza, moviendo lo que parecía ser el cuerpo inerte de un desconocido que obstaculizaba la entrada.

Los recibió una sangrienta escena.

Habían al menos unos cuatro o cinco cuerpos regados en el suelo, aparentemente muertos. Las paredes estaban salpicadas con la sangre de esas personas. Tal parece que alguien se les había adelantado y había hecho una masacre. Sin las luciérnagas, no habría posibilidad de tener sus armas de regreso. Las cosas no podrían ponerse peor, pensó Hyunwoo.

Unos quejidos no muy lejos del pasillo, lo sacaron de sus pensamientos y le hizo entrar en alerta. Ambos compañeros se miraron como si pudieran leer los pensamientos del otro, sabiendo qué hacer. Hyunwoo caminó cautelosamente y le hizo una seña a su compañera para que fuera en la otra dirección. Al doblar el pasillo, pudo ver dos figuras femeninas ayudándose mutuamente. Dedujo que una de ellas estaba herida, debido al esfuerzo que estaba haciendo la otra mujer a su lado  intentando ponerla de pie. Aún no notaban su presencia, así que se acercó lentamente apuntándoles con su arma.