CAPÍTULO 7

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Los días pasaban con normalidad, Kokichi se vio obligado a acostumbrarse a que le trataran en femenino. Aún así, no culpaba a Shuichi, él no sabía nada.

Estaba trabajando como de costumbre, cuando escuchó que tocaban la puerta. Cuando quiso ir a abrir, Shuichi se le adelantó, abriendo la puerta a su invitada y dejándola pasar. Era una bonita chica rubia, de ojos rosados y algo alta. Venía vestida de rosa, y tenía horquillas en el cabello con forma de notas musicales.

Nunca la había visto, y ambos parecían muy felices de estar en la compañía del otro. Mientras hablaban, subieron a la habitación de Shuichi cerrando la puerta. Ninguno de los dos había mirado a Kokichi en ningún momento, eso le hacía sentir insignificante, pero sabía que estaba trabajando, y que no debía considerarse un amigo de Shuichi.

El pelimorado simplemente siguió con sus tareas, sin quitarse de la cabeza a la aún desconocida rubia y Shuichi. No podía evitar pensar que quizá eran pareja. Notó a la chica con un ligero sonrojo cuando vio a Shuichi. Si no eran pareja, Kokichi sabía que tendría competencia para ganarse el corazón del peliazul.

Pero cuando eso se le vino a la cabeza, sonrió con amplitud. Su madre no le obligaría a estar con Shuichi si éste tenía novia, ¿cierto? Suspiró con alivio al saber que no tendría que forzar sus sentimientos y tener que jugar con el corazón de su amigo.

Aún así, no se sentía del todo contento. ¿Qué era lo que sentía? Cuando pensaba en Shuichi estando con otra persona que no fuera él se le encogía en corazón, le dolía el pecho, su respiración se volvía irregular.

No sabía qué le estaba pasando, pero no iba a cuestionarlo. No era su problema si su amigo tenía una novia, hasta se tendría que alegrar por él.
Simplemente rezó que ellos dos sí fueran pareja. Realmente necesitaba poder contarle esas noticias a su madre.

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Shuichi y su invitada estuvieron encerrados en esa habitación todo el día, ya era de noche y pensó que quizá la chica se quedaría a dormir, pues ya estaba terminando el turno de Kokichi. Mientras recogía sus cosas para ir a casa, escuchó una puerta de arriba abrirse y unas voces que se acercaban a la puerta delantera. Se asomó por la sala para poder ver a la joven pareja conversando.

-Kaede, deja que te acompañe a casa, es tarde, puede que te pase algo...

-No es necesario Shuichi, no quiero molestar...

-No es molestia, no quiero que te pase nada.

-Muchas gracias Shuichi, eres muy tierno.

Kokichi volvió a sentir esa presión en el pecho, pero esta vez era algo diferente. Esa sensación se mezcló con ira, viendo cómo la rubia miraba a Shuichi con una sonrisa, como sus mejillas se teñían de un color rosado, como ambos se miraban con cariño.

Ambos abandonaron la casa, en dirección a la de esa rubia "Kaede".

Kokichi recogió sus cosas con rapidez, sólo quería llegar a casa y descansar, es lo único que pedía.

Llegó al perchero de la casa, donde siempre dejaba la chaqueta de Shuichi que éste le regaló, pero no estaba. Pensó que quizá Shuichi la habría cogido.

Esa noche hacía algo de frío, realmente necesitaba esa chaqueta. Sus piernas temblaban levemente por el frío, y cruzó los brazos con la intención de darse calor corporal. Empezó a caminar más rápido, deseando llegar seguro a casa.

Pero algo le detuvo de seguir caminando. Escuchó dos voces, y las conocía bien. Sabía que la curiosidad mató al gato, pero no pudo evitar desviarse de su camino con cautela para escuchar esa conversación. Era Shuichi, estaba en frente de una casa junto con Kaede, por lo que supuso que era de ella.

Kaede llevaba por los hombros una chaqueta negra. Era de Kokichi. Su rostro se iba tronando a uno de tristeza a medida que escuchaba la conversación.

-Gracias por acompañarme Shuichi, ¡oh! Y toma tu chaqueta, yo-

-No, puedes quedartela, tengo más, no me importa.

-Muchas gracias Shuichi, ¡eres un amor!

Kokichi era incapaz de seguir escuchando, se dió la vuelta y siguió su camino a paso rápido. Su tristeza desapareció. Estaba ardiendo de ira y vergüenza, hasta el punto de empezar a hablar en alto para sí mismo cuando se alejó lo suficiente de aquella casa.

-Claro claro, quédate la jodida chaqueta Kaede, de todos modos no se la he dado nunca a nadie más, ¡Jodido imbécil! No sé ni cómo pude considerarle mi amigo, es un mentiroso, ¡Un mentiroso!

Kokichi ya no sentía frío, no sentía nada más que ira, mientras de desahogaba de camino a casa pateando con furia todas las piedras que se encontraban en su camino.

-Claro, sólo soy su amigo si estamos solos, pero si viene alguien, "Aayy, no, es solo mi sirvienta" ¡Y tiene el descaro de pedirme ayuda con su trabajo! "Es que eres muy lista Kokichi, necesito ayuda para que hagas mi trabajo por mí y así yo no tengo que hacer nada!" ¡¿Por qué habré confiado en él?! ¡Con esa carita de "angelito", te odio Shuichi Saihara, eres un aprovechado, un descarado, un imbécil, un mentiroso y un manipulador!

Por fin Kokichi se calló, cogiendo aire en un intento de calmarse. Sólo llegó a su casa, cerró de un portazo, y se encerró en su habitación ignorando a su madre.

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No quería ir al trabajo al día siguiente, pero sabía que no tenía opción.

Se preparó de mala gana, y salió de casa con su chaqueta habitual, ya que la que solía usar era ahora pertenencia de Kaede.

Tocó el timbre, y Shuichi le abrió la puerta, como ya era hábito.

-Hola Kokichi, buenos di- ¿Kokichi?

El mencionado sólo había entrado a la casa, sin mirar a Shuichi y sin decir nada.
El peliazul le miró desconcertado, mientras preparaba sus cosas para empezar a trabajar. No entendía qué le había pasado, pero no se iba a quedar con la duda.

-Kokichi, uhh... ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?

El pelimorado suspiró con pesadez, tratando de poner la mejor sonrisa posible.

-Estoy bien Saihara, solo, uhh... He tenido un mal día.

Los únicos pensamientos de Kokichi eran que por favor ese chico se fuera de su vista en los próximos 2 minutos, o se iba a ir de esa casa de inmediato.
Cambió ese tiempo a 1 minuto al notar cómo alguien le acariciaba el pelo. Se le estaba agotando la paciencia.

-Oh, lo siento, si quieres subir a mí habitación para resolver juntos algunos casos, pued-

-No. Tengo que trabajar.

Dijo apartando de un manotazo la mano de Shuichi de su cabeza. No estaba de humor para escuchar cualquier cosa que Shuichi tuviera que decirle. Sólo salió rápidamente de la habitación en la que se encontraban para irse lo más lejos que le fuera posible del peliazul.

Shuichi por su parte estaba algo confundido, pero no quiso pensarlo de más. Un mal día lo tiene cualquiera, pero no sólo le había azotado la mano, también le estaba llamando por su apellido. Estuvo un poco de bajón el resto del tiempo, se le hacía raro no tener a su lado a Kokichi.

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1200 palabras

Lo siento, es lo único que tengo que decir 😿

No he actualizado en semanas, pero de la nada estaba rodeada de exámenes, y no sé a dónde se habían ido mis ganas de escribir. Intentaré actualizar más, lo juro, pero ya dentro de nada tendré otra semana de exámenes.

De nuevo, una disculpa. Amor amor ❤️❤️

Maid Service - SaiomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora