treinta y ocho.

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❝ y todo cobra sentido cuando tienes la verdad delante de tus ojos, ya no estás más cegado. has sido iluminado por la luz de lucifer, siéntete afortunado. ❞



⚠︎


incertidumbre.

es todo lo que puede sentir MinGi en el largo camino que ha tenido desde que salió de aquella vieja casa, no sabe dónde carajos podrían estar YeoSang y YunHo. no tiene idea alguna de su ubicación, ni siquiera sabe quién le envió ese maldito mensaje. podría ser cualquier persona, tal vez Jung, Choi o incluso el mismo JongHo. sabía que no estaba equivocado sobre asesinar a ese jodido traidor, debió hacerlo él mismo. siente que la angustia y la furia está quemándolo vivo por dentro, grita fuertemente cuando nota el sendero desconocido, sólo está dando vueltas por el mismo lugar sin poder avanzar.

está terriblemente desesperado, la vida de ambos adolescentes corre riesgo como entretenimiento para esos crueles espectadores en la red oscura. mientras YunHo y YeoSang no notan nada, alguien los acecha grabando su próxima muerte como placer. y entonces MinGi recuerda lo que le dijo YeoSang y el motivo principal por el cual se cabreó tanto con él.

había dejado libre a JongHo.

¿acaso había una mínima posibilidad de que JongHo estuviera detrás de todo esto?


.

—¿no lo hiciste verdad?

YeoSang no puede evitar tragar saliva cuando escucha la pregunta con atención, una gota de frío sudor cae de su rostro deslizándose hasta caer en el suelo.

MinGi lo sabe, claro que lo hace.

—yo...Gi, lo siento. —es todo lo que puede soltar el rubio mientras siente la devastadora mirada del mercenario puesta sobre él, le perpetua de una manera tan intimidante. —no me atreví, no podía.

MinGi aprieta sus puños con tanto enojo que las venas se marcaban perfectamente en sus brazos, una sonrisa de sorna se adueña de sus labios y saca la arma calibre de su bolsillo observándola fijamente.

iría por ese cabrón, por el que se atrevió a meterse con algo que era de su propiedad. oh, y no saldría vivo, estaba claro.

—piensa, MinGi, piensa. —se susurró a si mismo tratando de recordar algún indicio para poder dar con el lugar, siguió caminando por el sendero hasta que logró encontrar la carretera en donde días atrás habían asesinado a Bang Chan. —carajo.

el mercenario tuvo que guardar su arma de vuelta a su bolsillo para evitar sospechas entre la gente que pasaba, divisó un restaurante a unos metros más y sin pensarlo abrió la puerta para entrometerse.

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—buenas tardes, señor. ¿en qué puedo ayudarle? ¿va a ordenar algo?—le cuestiona una de las meseras rubias con la libreta en su mano, MinGi niega levemente tratando de parecer lo más relajado posible.

—estoy buscando a mi amigo. —respondió tajante ganándose una mirada extraña por parte de ella, el azabache le sonríe falsamente y tal parece que es suficiente para que la chica deje de mirarlo así. —¿usted lo ha visto? tiene el cabello oscuro, es alto y tenía un uniforme escolar de la preparatoria Han School Seúl.

—¡está de suerte, señor! si lo he visto, estuvo aquí hace unos días almorzando algo y después se fue. era un muchachito muy serio, me observó un par de veces detenidamente, fue extraño.

deep web, yungiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora