treinta y dos.

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❝ salvum me libera me. sunt lacrimae meum sanguinem, habet mei spinæ et pessimus daemon, quod ad remum me. ❞


⚠︎


 YeoSang niega frenéticamente asustado por YunHo, confía en él, pero sabe que el amor propio del pequeño peliceleste desapareció en cuanto MinGi lo hizo desearlo como a nadie, lo hizo amarlo de una manera tan cruel, lo condenó a tenerlo siempre en sus pensamientos.

—YunHo...

—escúchame, no te vayas. —le pide el mercenario mostrando una actitud arrepentida que remueve algo en el interior del adolescente. en cambio, YeoSang no le cree ni un poco.

—Yu, sal de la casa, por favor.

—YeoSang, lo siento.

el rubio le dedica una tajante mirada a MinGi e ignora sus palabras, sabe que quiere manipularlos. no sabe porque, pero de inmediato logra descifrar las oscuras intenciones del mercenario, se da cuenta de lo obsesionado que está de YunHo.

—YunHo, hay que ir a casa, te llevaré a tu casa. —suelta el chico con el arma temblando un poco entre sus manos, está asustado por la intensa manera en la que el azabache lo está matando en medio de miradas.

a YunHo se le iluminan los ojos cuando escucha al rubio, MinGi por primera vez después de tantos años está aterrado, sabe que nuevamente va a perder a alguien que ama.

pero él no sabe amar.

sin embargo, cree que es así y nadie puede llevarle la contraria sin terminar con un disparo en el cuerpo. ama a YunHo, le pertenece sin importar lo que digan los demás y sabe que es así, sabe lo mucho que ha influido en el adolescente pero al parecer no derribó su barrera emocional del todo.

—no me dejes, muñequito. —suplica esta vez deseando dar un paso hacia al frente pero YeoSang no se lo permite, no quiere que dejar que lo manipule a su antojo.

—no...vuelvas a llamarme así jamás.

—me perteneces.

el peliceleste tiene que pellizcarse con fuerza el brazo para evitar la ansiedad que está a punto de tener, todo a causa de MinGi. ¿por qué? ¿por qué siente que va a morirse si lo deja? ¿qué le pasa?

—¡yo no te p-pertenezco! ¡a nadie le pertenezco! —respondió derramando lágrimas amargas, el mercenario lo observa detalladamente. su carita está hecha un desastre de llanto, puede ver su pequeña naricita de botón roja y eso causa una desesperación en él. quiere tocarlo.

—Yu, mierda, por favor. déjame, y-yo...necesito estar contigo. —logra formular entre pequeños balbuceos, ¿por qué se siente peor? muchísimo peor que cuando vió morir a su amada, cuando vió a su hermano matarla.

todo se repite, pero de distinta forma.

—¡ya basta, MinGi! YunHo se viene conmigo, eres un bastardo. —le grita YeoSang con valentía, a estas circunstancias ya nada le importa más que devolver a YunHo a su hogar, incluso si él acaba en la cárcel o muerto. quiere devolverle la poca paz que le queda a ese niño inocente, a ese niño vilmente corrompido por el diablo.

—¡cállate la puta boca, Kang! No estoy hablando contigo.

el peliceleste retrocede unos pasos cuando el mercenario se acerca, YeoSang sigue apuntando de manera torpe, pero logra impresionar a MinGi cuando dispara cerca de su pierna nuevamente. estaba dispuesto a todo.

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