treinta y nueve.

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—Song MinGi, no sabes cuanto esperé para poder encontrarte. te irás a la cárcel, hijo de perra. ¿o prefieres irte a un ataúd?

el mercenario la miró impactado, de un momento a otro soltó la mano de YunHo sin dejar de analizar la imagen que se encontraba frente a sus ojos. su arma cayó al suelo y sus párpados se abrían y se cerraban repetidamente para comprobar que aquél suceso no fuera parte de su retorcida mente, que no fuera otro jodido juego en su cordura.

—¿qué? ¿acaso no crees que estoy aquí? ¿crees que no soy real, MinGi-ah? —se ríe con ironía Yeji sin despegar su contacto visual del azabache, aprovechó el momento para patear el arma del contrario fuera de su alcance.

por otro lado, YeoSang había cogido la mano de YunHo entre la suya y lo había colocado detrás de él por cuestiones de seguridad. no mentiría, cuando vió a esa mujer rubia en la puerta creyó que sería detenido y todo terminaría ahí pero el odio que desprendía al hablarle a MinGi le dejaba en claro que no iban por él, ni por YunHo. era algo personal, algo en contra del sanguinario mercenario que a tantas personas asesinó.

—YeoSang, es la policía. ¿crees que van a detenerlo? ¿van a detenerte? —cuestionó el adolescente observando a la joven policía que compartía miradas de odio mutuo con el tatuado.

—va más allá de un arresto, YunHo.

la mirada de Yeji viajó hacia ambos adolescentes, su mirada se suavizó de manera extraña al ver al pequeño que tanto buscaba con fervor. dió con YunHo, después de tanto, finalmente había dado con el paradero del peliceleste.

—no te preocupes, YunHo. —le dice la oficial con tranquilidad, se lleva la mano a los bolsillos apretando el arma entre sus dedos, lista para en cualquier momento disparar. —te sacaré de aquí, lo prometo. vas a regresar con tu familia, con SeongHwa.

el peliceleste salió del espacio en donde estaba escondiendo, sus ojitos brillando con ilusión y al mismo tiempo amenazando con derramar lágrimas.

—¿mi familia? mi hyungie SeongHwa... —repitió las últimas palabras que su mente pudo memorizar, MinGi alzó su vista de inmediato cuando notó a la oficial acercarse al chiquillo.

—tú estabas muerta. —afirma el mercenario tajante, sus dos orbes inyectados en frialdad. su figura se interpuso en el camino evitando así que la mujer se acercara a YunHo, YeoSang frunció el ceño con detenimiento.

¿y si...

no, tiene que olvidarlo. a pesar de sus palabras, aún no le inspira confianza aquella oficial con tanto rencor escondido por el sicario de la deep web.

—tú lo has dicho, lo estaba. —repite con burla falsa, la rabia en su interior se nota incluso a kilómetros y los tres chicos en la habitación no son tontos para no notar lo que sucedía. —los muertos reviven, ¿acaso no leíste la biblia?

MinGi ríe falsamente y avanza unos cuantos pasos hacia la oficial, ella retrocede alarmada, pero mantiene su actitud segura, no va a demostrarle miedo.

—¿te parezco como alguien que lee la biblia?

YunHo se remueve del lugar donde se encuentra, no mentiría, las palabras que había dicho la uniformada le afectaron en demasía. su conciencia luchando, ha pasado por cosas traumáticas que pensar coherentemente en algo era lo más complicado en el universo.

deep web, yungiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora