Disparos, besos y una gran corrida.

157 16 3
                                    

–¿Qué haces aquí? –no había cambiado casi nada, su cabello rubio como siempre ahora tapaba un poco su rostro, una barba de unos tres días hacia presencia.

–¿Como has estado? Porque yo muy bien –dijo sarcástico.

–Me importa una mierda como estés Will –respondí tajante–. Solo quiero saber por que estas por aquí.

–Me entere que ya no venias por estos lados –y ahí estaba, su estúpida sonrisa cínica–. ¿No te ingresaron a rehabilitación hace una semana? No cambiaras nunca ¿Verdad?

–No es de tu incumbencia –di media vuelta para irme, pero su mano rodeando mi brazo me impidió seguir–. Suéltame si no quieres que grite aquí mismo.

–¿Y quien te va a escuchar? –por alguna razón mi cuerpo involuntariamente comenzó a temblar.

–Creo que dijo que la sueltes –Jake se paró justo a mi lado–. Ahora Will.

–¿No me digas que ahora estas con él? –su cara de incredulidad era todo un retrato.

Antes siquiera dejarme responder Jake paso un brazo sobre mi hombros y respondió por mi cuenta: –Si, esta conmigo.



–¿Por qué le dijiste que estaba contigo? –le recrimine a Jake luego de que Will se fuera a quien sabe donde– ¿Y de donde lo conoces?

–No es de tu incumbencia.

Lo mire con mala cara. ¿De verdad viene y se hace el héroe y luego me habla así?

–Claro que es de mi incumbencia –comenzó a caminar–. ¡Jake!

–Hablaremos luego. No te metas en problemas.

Me dejó ahí parada sin dejar responder. Se le esta haciendo una puta costumbre. 

Comencé a caminar hacia las salida, necesitaba aire.

Volver a este lugar luego de todo lo que paso hace que mi cabeza de vueltas. Lo recuerdo todo, mi primera vez aquí, mi primera borrachera, mis noches con Will, las estupideces que hacíamos con Reg, a mi lindo Lucas, todo. Los malos recuerdos también invaden mi mente, mi ultima noche aquí, en la manera que termine. No quiero volver a eso, no quiero nunca más sufrir algo parecido a eso. Nadie se lo merece, ni a la peor persona le desearía algo parecido.

–¿Estas bien?

Una voz hace que de un salto, un tanto asustada.

–Casi me matas del susto –digo mientras que limpio las lagrimas que, en algún momento, comenzaron a salir.

–Lo siento no era mi intención.

–Esta bien.

–Regina no dejó que fuera a verte, dijo que fue toda mi culpa por darte eso.

–No ha sido tu culpa Lucas –doy vuelta para poder mirarlo.

–Por una parte si –bajó la miraba–. Se te extrañaba por aquí –se acercó y me abrazó–, de verdad Ar.

Nuestro abrazo fue interrumpido por una ola de gritos.

–¿Qué mierda? –escuche decir a Lucas mientras que intentábamos entrar nuevamente. La masa de gente nos empujaba hacia fuera.

Algo anda mal.

Un fuerte estruendo hizo que mi corazón parara, los ojos de todos alarmantes; más gritos.

–¡Ve afuera! –claramente no hice caso, comencé a correr a donde provino otra vez el ruido del disparo.

Un grito desgarrador salio de mi garganta a ver quien estaban allí.

I.R.A (Internado de Rehabilitación para Adolescentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora