Demasiado por un día.

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–Ella estaba bien. Y vinieron sus padres –mi mano temblaba–. Estaban hablando y luego su madre se enojo, comenzó a gritarle centellares de cosas. Y luego –su voz se corto por un instante –. Reg comenzó a convulsionar, todo su cuerpo temblaba. Mierda Ar, ellos tuvieron que darle electrochoques –una lagrima recorrió mi mejilla–. La estabilizaron, pero ella... Mierda, Regina esta en coma.

El teléfono quedo colgado en el aire cuando lo deje caer.

No podría ser cierto, Regina, no no no.

Las lagrimas no dejaban de brotar, caían y caían acompañadas de mis golpes a la pared.

La sangre comenzó a brotar de mis nudillos. Pero no podía parar de golpear. Recuerdos de todos estos años comenzaron a pasarse por mi cabeza. El día que un hijo de puta decidió abusar de mi. El día que me metieron en esta mierda de lugar. Y ahora, mi mejor amiga en coma.

Unos brazos me rodearon por atrás.

Comencé a golpear a la persona que me sostenía. Manchado de sangre su ropa.

–Para por favor.

Me decía una y otra vez. Pero yo seguía llorando y golpeando, ahora muy débilmente.

Si no fuera porque Chris sostenía mi cuerpo, me hubiera dado de lleno contra el suelo.

–Ya, tranquila –decía al tiempo que pasaba una de sus manos sobre mi cabello–. Todo estará bien.

–Ella esta mal –las palabras eran cortadas por mi llanto–. Y yo estoy aquí encerrada sin poder ayudarla.

–Tienes que calmarte Ar, tienes que ser fuerte para ayudarla –tomó mi rostro entre sus manos, depositó un casto beso sobre la coronilla de mi cabeza y continuó abrazándome.

El tiempo pasaba y nosotros seguíamos de la misma manera. De a ratos, Chris, me decía que todo iba a estar bien. Se que lo hizo para hacerme sentir mejor, pero en estos momento no hay mucho que me pueda hacer sentir de esa manera.

–Era Lucas –dije cuando me separe un poco de él para poder mirarlo a la cara. Chris me lleva más a menos una cabeza de altura–. Regina tuvo una muy grande complicación, y por culpa de su madre ahora esta en coma –dolía tanto decirlo en voz alta.

–Wow. No me esperaba eso, lo siento Ar.

Me separe por completo de Chris y fui a recoger el teléfono que seguía mal colgado. Lo puse en su sitio y tome una gran bocanada de aire.

–Me duele saber que no puedo estar con ella –le dije mientras que miraba a la nada.

–Me sentiría igual que tu si me pasara algo similar.

–Chris, tienes que ayudarme a salir de aquí –me di vuelta para verlo, su cara mostraba confusión.

–¿A qué te refieres específicamente con eso de salir de aquí?

–Necesito fugarme nuevamente de I.R.A.

Ambos quedamos en silencio absoluto por unos minutos.

–Yo... Ar... Lo siento, pero no puedo hacer eso.

Mi entrecejo de arrugó.

–¿Qué?

–No puedo, acabamos de volver. Te vas a meter en más problemas, y te lo aseguro, no quieres eso.

–Eres un idiota –pase por su lago y lo empuje.

–Ar... –comenzó a decir, pero lo corté.

–No Chris, no.

Comencé a caminar decidida hacia unos de los ascensores.

I.R.A (Internado de Rehabilitación para Adolescentes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora