Capitulo siete

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JANE

Nada podía ir peor. Niklaus estaba en Mystic Falls y quería a Elena. Debí haber venido aquí apenas tuve esa visión. Lo bueno era que tenía un plan para salvar a la doppelganger sin matar a Nik. Estaba molesta con todos ellos, en especial con él, por dejarme sola por más de medio siglo; pero no podía dejarlo morir.

Ví a Niklaus entrar en una repostería, por supuesto que no quería un rico pastel de chocolate, la dueña debía tener algo que ver con él y decidí averiguarlo. Crucé la calle y antes de entrar a la repostería me miré en el reflejo de las vidrieras.

No podía entrar así. Era hora de poner en práctica los dones de Afrodita.

Mi imagen cambió a la de una niña de cabellos negros y levemente rizados, ojos azules, piel de porcelana y un bonito vestido rosado. Nadie más que mis padres y las brujas Sullivan y Bennet conocían mi aspecto de niña. Abrí la puerta y sonó una campana. Ahí estaba él de espaldas, su cabello casi rubio brillaba con los reflejos del sol. No lo había tenido tan cerca desde hace mucho tiempo, estaba a solo unos pasos.

—¿Quieres algo, niñita? —una mujer joven me sacó de mis pensamientos, era quien atendía a las personas, ella estaba detrás del mostrador.

—Ah… yo… si —le contesté titubeante, mordí mi lengua y me las arreglé para responder algo—. Quiero ese.

Le señalé con mi dedo a una porción de tarta de chocolate, realmente se veía deliciosa. Mi voz tan pequeña y dulce no solo me sorprendió a mí, sino también a los que me rodeaban, incluyendo al vampiro original quien se giró para verme justo detrás de él. Sus ojos me miraban con ternura y una sonrisa se formó en su rostro.

—¿Dónde está tu mamá? —preguntó la joven mientras le entregaba un pastel a una señora.

—En el parque —dije con simpleza, podía jurar que mi voz había sonado más aguda y adorable que antes, secretito de manipulación de los niños—. Ella me dió esto.

Le mostré unas monedas, si le entregara un billete nadie me creería. Los rostros de las personas gritaban un gran: aww.

—Con eso puedes comprarte esto, linda —la muchacha me sonrió mientras me mostraba un alfajor de vainilla.

—No me gusta la vainilla —crucé mis brazos e hice un puchero.

A veces eso de ser niña me divertía.

—Dame la porción de chocolate.

La muchacha le entregó a Nik la porción de chocolate y luego la pagó. Me miró sonriente y me tendió.

—¿Para mí, señor? —lo miré y le sonreí lo más que pude

No había olvidado nada. Era solo actuación y soy terriblemente asombrosa.

—Si, para tí.

Tomé la porción en mis manos y la contemplé como si fuera la cosa más deliciosa del mundo.

—Gracias, señor.

Me dí la vuelta para irme y recordé el plan.

“Distraer al vampiro original para que Damon y Stefan pudieran quitarle la daga al resto de los originales”

Volví a girarme y él aún me observaba sonriente.

—¿Me puede acompañar, señor?

Soltó una risita y luego miró a la muchacha del mostrador.

—Dile a tu madre que volveré por ella y espero verla aquí —dijo con una expresión cínica, no dejaba atrás su sonrisa, suponía que para no asustar a una niñita… una niñita que podía romperle el cuello. Me miró y caminó hacia mí—. ¿Adónde te acompaño?

Sangre Real [TVD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora