Frederick Pov
¿Cómo diablos me metí en esto?, es la pregunta que se repite en mi mente, por andar de queda bien, me ofrecí a preparar una lasaña a las chicas, siendo que la lasaña solo la he hecho una vez y con ayuda de mi madre.
Debido a que la mayoría del tiempo estoy solo, ya que mi hermano está en la universidad, mi padre en su trabajo igual que mamá, decidí que aprender a cocinar era una buena idea para no tener que estar todo el tiempo comprando de comer.
En un principio, cuando les mencione la idea de preparar algo de comer, ambas no estaban muy seguras así que al mencionar que puedo hacer lasaña, los ojos de Esther se iluminaron, resulta que es uno de sus platos preferidos así que ya no puede retractarme y ahora me encuentro en su cocina precocinado la carne molida.
—¿Necesitas ayuda? — me pregunta Esther.
—Si, podrías ir ayudándome a verter todo lo que lleva la bechamel— le pido señalando la mantequilla y la leche.
—¿En que te ayudo? — pregunta Nat sumándose.
—Puedes llenar una cacerola con agua de garrafón y ponerla al fuego— le pido y entre los tres empezamos a preparar una gran porción de lasaña, por poco y me quemo más de una vez, pero al ver el rostro de Esther cuando saque la lasaña del horno, valió hacer el ridículo en más de una ocasión.
—¡Esta deliciosa Frederick! — exclama feliz después de dar el primer bocado.
—Esta excelente Rick, debo de admitir que tenía mis dudas al principio, pero me arrepiento de ellos ahora— comenta Nat dando otro mordisco a su porción.
—Gracias chicas— comentó, agradecido de que todo allá salido bien y no en un total desastre.
—Frederick— llama Nat después de estar unos minutos solo comiendo en silencio—¿te puedo preguntar algo? —
—Claro— contestó.
—¿Tienes novia? — pregunta y miró a Esther antes de responder, ella agacha la cabeza y se concentra en su plato solamente.
—No, no tengo novia—respondo.
—¿Por qué? —pregunta Nat.
—Nat, no seas tan metiche— le pide Esther.
—No hay ningún problema— contestó —La verdad no sé, creo que porque solo me limito a ir de la escuela a clases de teatro y de ahí a mi casa y mi círculo de amigos se limita a Oliver y ahora a ustedes—
—Lo digo porque es raro que un chico como tú, que sabe cocinar y eres visualmente atractivo este soltero— dice— es raro encontrar hombres como tu hoy en día.
—Nat, vamos a cumplir apenas 16 años, no es la edad media y tampoco somos señoras de 40 años con tres matrimonios a cuestas— comenta Esther.
—¿Alguna ex loca? — pregunta Nat ignorando el comentario de su amiga.
—Que yo sepa no—respondo, además solo e tenido tres novias y las tres terminaron conmigo, pero eso último no tiene por qué saberlo.
—¿Y si mejor dejamos este interrogatorio y cambiamos de tema? — pregunta Esther.
—Claro— respondo— ¿Ya saben a que quieren dedicarse al terminar el bachillerato? — les pregunto.
—Yo quiero estudiar leyes—responde Nat— me decidí hace un año por esa carrera.
—En mi caso no me decido por nada, soy buena en química y matemáticas, pero no sé si una carrera relacionada a eso fuera lo mío—responde Esther. —Y tu teatro, ¿no? — pregunta.
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Nuestro Segundo Llamado
RomanceLas Zapatillas del Doctor nos dejo varios romances pendientes, pero la historia de Esther es la que merece ser leída primero. ¿Crees en el amor adolescente? Yo lo encontré a la edad de 17 años, el primer amor nunca se olvida...es lo que muchos dic...