diez: celosamente II

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LAUREN POV

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LAUREN POV

Es de noche, el ruido fuera del gimnasio se escucha retumbar contra mi caja torácica; sé que está abarrotado, Saroch y Charlie se asomaron por las puertas de los vestidores donde nos encontrábamos solo para espiar.

Estaba de más decir que los tres estábamos nerviosos, a pesar de que Saroch sabía boxear, esta era su primera pelea en competencia, nunca realmente había ido más allá de los sparring en un gimnasio de boxeo.

Yo no sabía pelear con técnica, pero no tenía miedo de enfrentarme con alguien más fuerte, alto o habilidoso que yo, porque había peleado tanto en mi vida en Jacksonville, metiéndome en problemas por aquí y por allí, recibiendo algunas palizas junto a Shaun, no le tenía miedo al dolor y el entrenador decía que eso me hacía peligrosa como boxeadora... Alguien que está dispuesto a soportar el dolor, es capaz de causar dolor.

Ayer, jueves, apenas revelaron a mi contrincante; una alumna de Edgewater que llevaba un récord invicto de 25 peleas ganadas, la favorita de nuestra categoría, peso ligero. Todos por aquí la conocían como Hannah "Bonebreaker" Davidson lo cual no sonaba como un apodo alentador para mi, dada mi posición actual.

— Bien, es momento de iniciar. —era el entrenador entrando por la puerta de los vestidores—. La primera pelea será la de Charlie ya que irán por orden de categoría. —explicó.

Eso quería decir que yo iría en segundo lugar y Saroch al último por ser de todos el más pesado.

— Tu puedes. —le dije a Charlie, apretando su hombro cubierto por una camisa azul sin mangas, la misma que Saroch y yo llevábamos a juego con unos pantaloncillos del mismo color que llegaban un poco arriba de la rodilla y botines Nike que habían sido generosamente donados por padres de la junta de padres y benefactores del colegio Oak Hill.

— ¡Vamos pequeño Charlie! —gritó Saroch en su habitual energía estruendosa, intentando avivar al mas ligero de los tres quien solo rió negando mientras salía por la puerta del lugar con el entrenador a su lado—. Joder que malditos nervios. —confesó Saroch yendo de un lado a otro en el vestidor.

— Pensé que de los tres tú serías el de mejor compostura. —me reí al verlo tan nervioso.

— ¿Por qué soy grande?

— Si, es decir, hermano mírate, mides cerca de uno noventa y pesas como ochenta kilos ¿Qué diablos te aterra?

Saroch detuvo su caminata y me miró seriamente.

— Eso es porque no has visto al tipo con el que me voy a enfrentar ¿Sabes como le dicen? —hizo una pausa esperando mi respuesta sin embargo negué con la cabeza—. La mole, le dicen la mole, lleva un récord invicto de treinta peleas; Edgewater tiene peleadores feroces y esta es solo una pelea de exhibición, después de esto sabremos quienes iremos al campeonato intercolegial. No estoy tan seguro de llegar.

YA NO SIENTO NADA | CAMREN G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora