Prologo.

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— Nunca lo olvides enid... Tú existes porque yo aún lo permito...—Puso sus manos sobre el cuello de enid presionando con fuerza, obstruyendole el paso para poder respirar.

Estaba golpeada e inmovilizada que lo único que podía hacer era gritar, pero las manos frías de Merlina le impedían hacer cualquier ruido que su garganta soltase. Enid había perdido la pelea con Merlina, ella siempre terminaba perdiendo, y no era porque Enid era débil, no, era porque Merlina abusaba de su autoridad pues al ser una mujer lobo y enemiga de su familia la había capturado con éxito con una trampa. Desde su captura, Merlina jamás le quito las cadenas de encima a la licántropo siempre las tuvo puestas desde primer día, y desde ese día Merlina la golpeaba al ver que la loba no se dejaba ser una sumisa con ella, la castigaba, de todas las maneras más dolorosas posibles inclusive la violaba...

Merlina odiaba a la loba por su raza, por su familia.

Creció viendo como su familia cazaba a las bestias como Enid, y Enid vivió creciendo y cazando a la familia Addams; ambas crecieron con aquel odio entre sus familias que sembraron.

— Escúchame bien lobita te guste o no tú me perteneces, yo puedo hacer lo que yo quiera contigo, tienes que obedecerme en todo y nunca ponerte en mi contra ¿lo entiendes? — dejo de apretar su cuello sin quitar la mirada de encima de la chica, ella tosía y tosía por la misma falta de aire, su respiración era agitante.

— Vete a la mierda addams... — Dijo mirándola aborrecimiento, realmente la odiaba tanto que ya no le importaba si sus palabras habían echo enfurecer a la latina, Merlina sonrió burlándose de ella, después de todo eso le causaba gracia —yo jamás... Ja-más... Jamás voy a obedecerte...

Sentenció.

La rabia con el cinismo se mezclo con Merlina provocando unas ganas inmensas de matar a Enid.

— Ohhh ¿la lobita me esta diciendo que jamás va a obedecerme a mí? ¿Yo que soy un Addams? Mira maldita perra pulgosa haré que lo hagas a las malas.

Tomo la cadena de Enid que estaba conectada con el cuello de la rubia, la jalo bruscamente haciendo que de un solo estirón se sentará aunque su cuerpo aún tambaleaba por los terribles golpes que había sufrido de aquella mujer, la miró con supeoridad y Enid con odio.

Saco un cuchillo filoso y fue pasándolo por la cara de Enid, quería saber que parte de su cuerpo dejaría una marca y aunque le tentaba demasiado poner una en su cara, no lo hacía porque le parecía hermoso el rostro de la chica.

— Siempre quise marcar tu cuerpo con mi cuchillo.... Sobre todo tu cara enid, pero y si marco aquí ¿que pasaría? —Preguntó enterrando la punta del cuchillo en su pecho izquierdo apuntando al corazón.

— En vez de jugar con ese cuchillo ¿por qué no mejor me lo clavas con fuerza pinchando mi corazón y así acabas con mi vida? —Dijo Enid ya muy cansada de tantos abusos por parte de la pelinegra.

— ¿Matarte? ¿Y eso para qué? ¿Quieres morir Sinclair? ¿Quieres que acabe con tu patética vida? Oh no, no puedo dejar que mi juguete favorito se muera por un capricho. No te mataré.

"No mataré mi diversión"

"No puedo matarte sin antes follarte"



El desquite & Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora