Capitulo 8.

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Su respiración es preocupante, su pierna está rota y no ha recibido un paramédico o a alguien que vea como esta de salud, se encuentra mojada, desnuda con un hueso roto, está en lo oscuro de alguna habitación, su cabeza duele de tanto llorar y de tantos golpes que ha recibido, no la ha violado, pero si golpeado se siente tan impotente en estos momentos que solo desea morir o vengarse de ella, la quiere muerta, quiere matarla con sus propias manos ese sentimiento de odio es el único que la mantiene con vida en estos instantes, es tan inhumana en la manera en cómo la trata. La puerta se abre dando un poco de luz que la hace cerrar un poco sus ojos, la extraña enciende las luces del sótano y mira a Enid acostada con su pierna rota, ella cierra la puerta baja hasta donde está la rubia, solo para traerle un par de cosas médicas, se siente en el frio suelo junto con ella y está la reconoce muy bien quien es.

- Morticia.... - Dice a duras penas que la mira.

- Hola enid - toca su cabeza removiendo algunos mechones en ella, Enid recibe su caricia con calma pues sabe que ella no representa peligro - lamento tanto lo que merlina ha hecho, no me gusta verte así.

Tras esas palabras Enid derrama lagrimas que son recogidas por las manos de Morticia.

- Tu hija.... Tu maldita hija es un monstruo, se aprovechó de mi - dice tomando su mano apretándola un poco - no sé cómo puedes permitir eso.

- Ah querida, yo ya no puedo mandar en las decisiones de ella, eh dejado que haga lo que quiera, pero jamás imagine que ella iba a lastimarte así - aleja su mano para tomar el botiquín que traía en sus manos - Volverás a caminar enid, te lo juro.

Dice sacando una botella de alcohol junto con algodones y cintas para cubrir su herida.

- ¿Quieres tener mi brazo? - Dice ofreciéndole mostrándole lo que le va a echar a pierna.

Enid no lo duda y lo agarra con sus manos, Morticia vierte el alcohol en la pierna de Enid, ella muerde el brazo de Morticia para callar su dolor, la mujer siente la agarradera de su mordisco siendo apretado con fuerza, ella solo jadea para sonreír.

- Muerdes muy fuerte, enid - menciona con su sonrisa, deja la botella de alcohol a un lado para tomar el algodón y pasarlo sobre su pierna lastimada - Mi hija luego de cumplir los 18 años de edad ha estado muy fuera de control, yo ya no puedo intervenir en su vida, pero esto lo que ella te hizo es como si ella en verdad quisiera matarte - dice dejando a un lado los algodones con sangre - te daré un consejo muy útil si quieres vivir, has todo lo que ella te pida, sé que ella te utilizara para fines de guerras y eso, aparte que querrá placer en ti, pero cuando te ganes su confianza podrás escapar, ojo, no quiero que mates a mi hija porque si lo haces yo te matare primero, solo digo que te vayas y eso es todo.

Enid deja de morder su mano y la mira con una cara de pocos amigos.

- Después de todo el daño que tu hija me ha hecho ¿quieres que solo me valla, así como si nada? - Pregunta incrédula - lo siento morticia, pero no podría hacerlo.

- Me gusta tu sinceridad, pero entiende que es mi hija y por más que estes dolida no puedo permitir que la mates como si nada.

- Me das un consejo poco ético - dice la rubia respirando con furia. 

- No cariño, solo es un consejo para que ambas partes salgan ganando, tanto como tú y como merlina de su vida - pone una regla larga a la par de Enid y la amarra con la cinta alrededor de su pierna - listo, ya con esto será más que obvio que podrás caminar, ya está desinfectada, solo trata de pararte y caminar o bueno... Caminar al rededor.

- Gracias, ni mi madre me habría cuidado tanto como tu - dice sonriendo un poco.

- ¿No me digas que tu padre es el único que se preocuparía por ti? - Pregunta sonriéndole. 

- La verdad es que si, tú lo acabas de decir.

Morticia se levanta y mira la mordida que le ha dejado en su antebrazo - Probaste un poco de sangre addams - dice mirando la profundidad de su mordida.

- No fue mi intención clavar al fondo mis dientes, lo siento - se disculpa.

- No cariño, yo lo siento más.

Se da la vuelta volviendo a caminar hacia la puerta, apaga la luz dejando en oscuridad total a la adolescente, jamás podrá entender porque la madre de Merlina la ayuda tanto, cuando pasaron esas atrocidades en su niñez, fue ella quien la ayudo a escapar de todo eso. Cierra sus ojos tratando de pensar momentos felices.

- Hasta que te encuentro - Dice Merlina mirando a su madre con sus brazos cruzados.

- Oh, hola mi querida tarantulita ¿necesitas algo? - Pregunta con una hermosa sonrisa. 

- No.... Pero.. - Guarda silencio un momento para la marca que trae en su antebrazo - ¿eso es una mordida? - señala.

- ¿Oh esto? - Señala poniendo cara de sorprendida - no es nada hija.

Morticia tapa su antebrazo haciendo una pequeña confusión en su hija.

- ¿Enid te mordió? - Su semblante cambia a uno molesto - ¡¡Contesta!! ¡¿Esa maldita perra te marco?! 

Su madre al verla de esa manera solo suspira.

- Si me mordió merlina, pero no hay que alzar la voz, mucho menos cuando hablas conmigo jovencita y no me mires de esa manera, porque no me mordió de la manera que estás pensando - le recalca mirando como su hija muerde su mandíbula.

- No te creo nada madre - le responde mordiendo sus dientes.

- No me creas, pero solo te diré una cosa - se acerca a ella abrazándola y coloca su cabeza en su oído para susurrarle - no la lastimes más de lo que ya has hecho y mucho menos la trates así. 

Se alejo de su hija y se fue por los pasillos de su casa, Merlina se quedó parada mirando hacia la puerta, pensando si entrar o no, ver la mordida en la pálida piel de su madre la hizo enojar y mucho, quería entrar y pegarle porque para ella todo de Enid tiene que ser suyo, incluso sus mordidas. Suena enfermo que Merlina haya pensado mal las cosas al ver esa mordida, primero Goody la intento violar, por lo que sabía que no podía confiar ni en su hermana, ni en su madre. No puede confiar en nadie cuando se trataba de Enid, de su Enid. 



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⏰ Última actualización: Jul 29 ⏰

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