Capítulo 1:
Jon llegó a Puerto Blanco el tercer día al anochecer, poco antes de que la oscuridad total se impusiera.
Habían sido tres días agotadores, y no por primer vez agradeció que su caballo fuera un alazán de gran zancada y aún mayor resistencia, pues le había permitido casi cuadruplicar la distancia diaria que normalmente podía recorrer un caballo, y aunque los signos de fatiga en el animal eran evidentes, aún tras tal esfuerzo era capaz de mantener un trote razonable.
A medida que fue acercándose a las puertas de la ciudad fue desacelerando, con el corazón en un puño, consciente de la lealtad de Lord Manderly para con su señor padre, si su padre había enviado ya cuervos ese podía ser muy bien el fin de su aventura, esperaba que el hecho de haber llegado antes de lo previsto y las alusiones al sur en su carta, en el peor de los casos ya descubierta, fueran suficientes.
Dos guardias estaban apostados en la puerta, claramente a punto de cerrar ya el acceso a la ciudad, por lo que Jon desmontó de su caballo y se dirigió hacia ellos guiando al animal con la rienda en la mano.
"¡Alto!¿Quién va?" Le preguntó uno, el más joven de los dos, con la lanza bajada en su dirección.
"Tranquilo chico, que te vas a sacar un ojo." Le calmó el otro, por la cicatriz que cruzaba por su cara, veterano de la rebelión Greyjoy. "Has tenido suerte, ya íbamos a cerrar... Necesito tu nombre y qué negocios tienes en Puerto Blanco para el registro, ¿te importa?" Se dirigió, ahora a Jon, con una sonrisa amable y cansada.
"Para nada, me llamo Bran, soy aprendiz de cazador en un pueblo a media jornada de aquí, estaba ojeando la zona para futuras batidas de caza, pero se me ha hecho tarde para volver y necesito un sitio dónde dormir." Contestó Jon, con una sonrisa suave que ocultaba sus nervios, afortunadamente el veterano guardia no levantó la mirada ni pidió más explicaciones mientras anotaba su nombre en el registro de entradas.
"Bien, Bran, las mejores posadas si tienes un presupuesto ajustado están junto a los muelles, hay una o dos con establo dónde puedes dejar tu caballo, te deseo una buena estancia en Puerto Blanco." Le dijo, despidiéndose con la mano, a lo que Jon asintió y se marchó, entrando en la ciudad con paso ligero.
No fue hasta que las puertas no eran ya visibles que respiró tranquilo, lo peor ya había pasado, ahora solo faltaba encontrar el muelle 17, dónde según lo acordado le esperaba el mercader braavosi.
Afortunadamente para él, había numerosos carteles que indicaban la dirección a distintos sitios de la ciudad, y a penas había gente en la calle a esas horas, por lo que no le fue difícil encontrar los muelles, y tras unos minutos de deambular por ellos encontró el que buscaba.
En el muelle 17 estaba atracado un barco de aspecto definitivamente braavosi, era una especie de carraca, pero más larga de lo que había leído, también más ancha. Fue durante el escrutinio de la nave que vio al mercader con el que había hablado en Las Inviernas una luna antes apoyado en cubierta, un hombre delgado y enérgico con fama de honesto y cumplidor que respondía al nombre de Herodes.
Jon se acercó a la rampa que unía el muelle y la cubierta del barco, en cuanto lo hizo, Herodes se fijó en él y le reconoció.
"¡Ya estás aquí! Perfecto." Le dijo con una sonrisa, después se giró hacia el interior del barco. "¡Bajo cubierta gañanes, partimos al alba!" Gritó, después se giró de nuevo hacia Jon. "¡¿Vas quedarte ahí parado, sube a bordo con ese caballo tuyo!"
Con una sonrisa, Jon asintió y subió a bordo, una vez en cubierta un hombre de tez morena, un marinero, supuso, le cogió las riendas de su caballo y lo bajó con cuidado por una rampa que llevaba debajo de la cubierta.
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Bastardo
Fanfiction"¡Soy el señor de Invernalia!" Exclamó como había hecho antes en cientos de ocasiones. Pero aquella vez, aquella vez, la respuesta de Robb fue muy diferente. "No puedes ser el señor de Invernalia, porque eres bastardo. Mi señora madre dice que...