Capítulo 4

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03 de septiembre de 2020.

— Renunció a esta carrera. —musitó Estef, desesperada. — A este paso no llagare ni a la graduación. —soltó un suspiró largo.

— Vamos, no seas dramática. —murmuré.

— ¿Dramática? —enarcó una ceja — Me ofendes, eh —dijo, tomando de nuevo sus apuntes. — Pero... ¿No crees que se están pasando en dejar tantas tareas?

— Y solo es el inicio...

— Al menos, podre decir que curse el primer cuatrimestre. —bromeó.

Solo hice una mueca divertida y volví a centrarme en lo que estaba haciendo.

La semana de exámenes del parcial estaba tan cerca como las papitas que me estaba comiendo, que había ocasionado miles de trabajos y proyectos que entregar.

Llevábamos ya algunos días sin poder dormir por los proyectos que teníamos que entregar esa semana.

¡Qué vida!

— ¿Y sabes que es lo que más me molesta? —giró hacia mí, nuevamente.

¡Here we go, again!

— Que al final esto terminara en archivos eliminados o en la basura. Peor aún —agregó, haciendo un mohín.

— Y si sigues distrayéndote tanto, terminará en la basura y sin calificación. Peor aún... —bromeé.

— ¡Agh!

Me lanzó una mirada desaprobatoria y se giró nuevamente hacia la lap.

Buena jugada, Weasley.

La tarde se pasó tan rápido que solo necesitábamos más horas para poder terminar esos famosos proyectos. Estábamos sumamente exhaustas y el ardor de ojos que teníamos era fatal. Por tantas horas que habíamos pasado en la computadora sin parar.

— Dime que hemos terminado. Por favor. —suplicó, agotada.

Después de una largo tiempo.

— Era la última tabla de valores. —me relaje por completo en la silla.

— ¡Gracias al cielo! —exclamó, estirándose.

— Al final, lo hemos logrado. — dije, soltando la tensión que había acumulado en mis hombros. —Por un momento, pensé que no lo lograríamos —musite, yéndome a tirar sobre la cama.

— Que positiva eres, eh — murmuró — Pero, se te olvida que estas con la mejor.

Rodé los ojos en blanco divertida y ella no tardo en dejarse caer sobre la cama, junto a mí. Estuvimos así por unos minutos. Hasta que alguien nos interrumpió.

— La vida universitaria suele acabar con la vida de los jóvenes. —masculló alguien divertido, desde la puerta.

Dímelo a mí.

— ¡Agh! Tenías que ser —murmuró Estef, poniendo los ojos en blanco. — Y no entiendo porque tú no esas igual. —musitó.

— Chico listo. —murmuró, inclinándose sobre el escritorio, quedando frente a mí.

¡En serio! ¿Los dos eran así de creídos?

Si claro. —escuche murmurar a Estef, sin prestarle mucha importancia. — ¿Necesitas algo? —le enarcó una ceja.

— Por la mañana llegaran nuestros padres. —masculló.

— ¿Y me lo dices hasta ahora? —abrió los ojos plato como si una bomba fuera a caer.

TODO PARA NADA - PARTE 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora