¡General Casémonos!

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Wang Xu miró el rostro sonriente de Fang Ya con una expresión amarga. Parecía que estaba pidiendo ayuda.

Fang Ya sonrió por un momento, luego su rostro se oscureció ligeramente. Miró a Mingxia y preguntó: "¿Por qué no te veo adulándome así?"

Mingxia dejó escapar un "¡ah!" Como si de repente recordara algo, dijo apresuradamente: "¡Lo prepararé de inmediato!"

"¡Ey! ¡No!" Fang Ya quería detenerla, pero ya era demasiado tarde.

Al ver esto, Wang Xu se echó a reír.

"Hermana Ya, hoy aprendí un idioma", dijo Wang Xu con una sonrisa. "¡Tú te buscaste esto!"

Fang Ya miró a Wang Xu y se apresuró a la cocina. "¡Mingxia, solo estaba bromeando!"

Mingxia sonrió con seriedad y dijo: "Realmente no sé cómo agradecerles, y no sé cómo...".

"¿Aspirarnos?" Fang Ya siguió con la pregunta de Mingxia.

Mingxia asintió pesadamente, sintiéndose un poco tímida.

Fang Ya sonrió y asintió. "Si no nos adulas, no te maltrataremos, ¿verdad?"

"¡No necesito todo eso!" Fang Ya enfatizó de nuevo. "Espero que todos puedan vivir felices. ¡Esto sería lo mejor!"

Mingxia miró a Fang Ya con gratitud, luego se dio la vuelta y tomó una sartén. "¡Entonces voy a freír otro huevo para ti!"

Fang Ya sabía que no importaba cuánto intentara detenerla, sería inútil. Solo podía encogerse de hombros y dejar que Mingxia expresara sus sentimientos.

Cuando regresó a la mesa del comedor, Fang Ya vio que Shao Xiang se acercaba. Su rostro aún estaba tenso.

Después de que He Peng saludó a todos, se sentó obedientemente en la mesa del comedor.

Tang Tang salió de la habitación con cara de sueño. Abrazó el muslo de Fang Ya y se negó a soltarlo.

Fang Ya tomó la cara de Tang Tang con cariño. "¿Qué ocurre?"

Tang Tang hizo un puchero y le dijo lindamente a Fang Ya: "Mami, la escuela es muy agotadora. ¿No puedes ir?

Fang Ya sonrió y golpeó ligeramente la cabecita de Tang Tang. Luego, se volvió hacia He Peng. "Pregúntale a tu hermano por qué lo da todo cuando se dirige a la escuela todos los días".

Tang Tang inclinó la cabeza y miró a He Peng. "¡Hermano, ya no quiero ir a la escuela!"

He Peng se bajó de la silla del comedor y caminó hacia el lado de Tang Tang. La llevó a la silla y la sentó. "¡Más tarde, de camino a la escuela, el hermano te contará una historia!"

"¿No quieres ir a la misma escuela que yo?" He Peng volvió a hablar. "¡Entonces tienes que ir a la escuela correctamente!"

He Peng habló pacientemente con Tang Tang, que todavía tenía sueño, incluso cuando ella hizo todo lo posible para meterse la comida en la boca.

Fang Ya miró a los dos niños pequeños juntos y una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

Recordó que cuando se ocupó sola de Tang Tang, Tang Tang también actuó así.

Pero en ese momento, Fang Ya estaba demasiado ocupado para preocuparse por Tang Tang.

Más tarde, Tang Tang parecía depender cada vez menos de ella, y rara vez mostraba su lado inocente frente a ella.

La conexión entre madre e hija probablemente no existió después de que creció Tang Tang, o incluso antes de eso.

Sin embargo, Fang Ya, que estaba ocupado en ese momento, nunca se dio cuenta de esto.