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Podría decirse que una emoción corrio cada fibra de mi cuerpo al ver que Jinpachi Ego me había seleccionado para entrar a Blue lock, pero junto con la emoción también venía el miedo.
Emoción, porque luego de que blue lock nos pateara el trasero creí que todo estaría perdido, pero no fue así, Jinpachi Ego me estaba dando una oportunidad más para darme a conocer. Miedo, porque si me confiaba mucho sería el fin de mi carrera futbolística. No quiero dedicarme a otra cosa que no sea el fútbol, el fútbol lo es todo para mi.
Luego de que Oliver llegará a su casa a noche me marco, y me dijo que el también había recibido un sobre, sentí alivio, porque si en dado caso aceptara unirme al menos tendría a mi amigo conmigo.
- ¿Aceptaras? - pregunta a través de la línea.
Suspiro mientras me arrojo la pelota a la pared con fuerza y estás regresa a mi.
- Me la pienso ¿Sabes? - vuelvo arrojar la pelota - Crei que todo terminaría ahí en el partido, y estoy feliz de que no es así, pero aún así tengo miedo. ¿Tu no?
- No, la verdad es que no. - dice como si nada y gruño - ¿Que pasa?
- Aquí es cuando tienes que darme palabras de aliento, idiota.
Suelta una pequeña risilla
- No te ahogues en un vaso de agua, Gitte. ¿Que te dijo tu padre?
- Dijo: es mejor hacerlo y saber que lo diste todo a qué simplemente lo pierdas todo sin haber echo el mínimo esfuerzo. No todo es fácil en esta vida Brigitte.
- Eso es cierto. - afirma el - Vele el lado bueno. Estaras con tu guapo amigo todo el tiempo, no estarás sola si eso te preocupa.
- Tengo tiempo para pensarlo aún, tu si irás ¿No?
- Si, ese chico isagi Yoichi me impresionó bastante. Tengo curiosidad por saber si hay más gente como el.
A la mañana siguiente mis padres salieron, mi padre a trabajar y mi madre hacer unas compras para el almuerzo, así que me encargaron los deberes antes de hacer mi entrenamiento de siempre.
Debía mantenerme en forma después de todo.
Ya echo los deberes de casa sujeto bien las agujetas de mis tennis y empiezo a trotar, ya comenzaba a salir el sol cada vez más puesto a qué ya faltaba poco para medio día. Tarareo pray for me, mi música favorita del momento de the weekend y sigo con lo mío.
En el transcurso saludo a algunos vecinos que no veía desde que me fui. Siempre suelo dar diez casi a quince vueltas a la manzana o a la cancha, pero hoy solo me límite hacer cinco.
Me sostengo de las rodillas con la respiración acelerada mientras mi vista está fija en la cancha en dónde desde pequeña observaba siempre a Rin entrenar. Eran casi las once de la mañana así que debería de estar desocupada.
