Primer aniversario

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Mika se ha adaptado a la escuela, lleva diez días sin la primera pataleta. Pese a no tener contacto con sus primos en la hora de descanso. Se despierta antes que su madre, Lissa, comenta, lo encuentra preparando sus cosas o dentro del baño.

La escuela tenía un lugar aislado para los más chicos y estaban todo el tiempo bajo la asistencia de profesoras o auxiliares. Mika no contaba con la oportunidad para estar con sus primos, no este año. Muchos me señalan como paranoico, pero conozco el ambiente juvenil y todo lo que suele pasar en ellos, algunos frente a los adultos sin que hagan nada.

—¿Dónde es la fiesta hoy? —pregunta Nikolái entrando a la oficina. —te veo muy elegante.

—En la estación, que tu vistas como indigente es mi problema —respondo sin verle e inmerso en mi trabajo. —El detective me llamó hace unas horas —miro el reloj y suspiro.

—¿Necesitas que te dé una mano? —sugiere señalando los documentos dispersos en el escritorio —no tengo pendientes. Este pordiosero es más diligente que tú.

Mientras el trabajo de Nikolái era asegurarse, los integrantes de la empresa fueran diestros como lo aseguraban y ello le daba la dicha de estar casi todo el tiempo en campo.

El mío era el control y registro de las bitácoras. Un trabajo engorroso, extenuantes y nada divertido. Yo preferiría estar en acción y no tras bambalinas fingiendo ser un ejecutivo. La única ventaja que tiene, es que cuento con disponibilidad para estar al pendiente de Lissa y Mika.

—Tengo todo bajo control.

—Si me permites decirlo... no lo parece.

Los labios de Nikolái se tuercen en una mueca de burla y se lanza en el sillón más cercano. Es una criatura ruidosa, con un apetito bestial, pero buen amigo y hermano.

—Visto desde este lado del escritorio, es verdad —refuto imitando su gesto de estirar piernas y cruzar brazos —y no pienso discutirlo.

—¿Por qué no me extraña? —su pregunta viene cargada de sarcasmo que devuelvo con la mejor de las sonrisas —¿Cómo está ella?

Sin que le nombre sé que se refiere a Lissa y a la cirugía que está a punto de realizarse. El susto pasó, el pesimismo también, debo admitir que su hermana y esposo ayudaron a ello. Ambos se han mantenido en contacto y han estado allí cuando ha flaqueado.

—El susto ya paso —comento con orgullo. —Estamos en los extras.

—Me alegro —dice sincero —¿Han hablado de bodas, vivir juntos o de un futuro?

—Un paso a la vez —Nikolái sonríe —no deseo asustarla.

—Inicia por decorar ese cuarto, si alguien puede ayudarte a que se decida es la pulga que tienes por hijo.

El apodo no es despectivo, su rostro se relaja cuando menciona a Mika. De todos es con quien mejor se lleva y lo hace desde antes de saber quien era. Nikolái usó sus tácticas de conquistas con mi hijo y Lissa, que dieron frutos y hoy ostenta el título de tío preferido.

—Está el tema de la denuncia, quiero proponerle matrimonio con la certeza que soy un hombre libre de cargos.

—Estás libre de cargos —me corrige abriendo sus manos —solo es cuestión que Jones lo entienda.

No es tan fácil, para él soy culpable y no hay nada que haga o diga que logre hacerlo entrar en razón. Algo me dice que de ser declarado libre de cargos, seguirá señalándome de abusar de Ava.

Bien por qué lo crea o su manera de mantenerme alejado de ella.

—Lo mejor es que te alejes —recomienda y guardo silencio detallando su cuerpo tenso —Demasiados problemas para una desconocida.

Akim (Saga Angeles  y Demonios #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora