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Pasaron dos días y fue dado de alta, no podía estar más agradecido, se aburría terriblemente, no tenía celular, no tenía amigos, nadie fue a verlo, nadie sabía de lo sucedido probablemente, recorrió el hospital completo a paso lento alrededor de tres veces el mismo día, y se sentó en una banca casi cuatro horas sin hacer nada, simplemente mirando a las personas pasar.

Así que cuando fue notificado de que podía volver a su casa, una sonrisa se le escapó. Fue acompañado hasta la puerta por el doctor, en su mano derecha llevaba una bolsa con pastillas y una hoja informativa.

—Esto es lo que debes tomar hasta que se cumplan dos semanas, recuerda ahora te faltan doce días, toma mucha agua y no duermas con frío—Le entregó la bolsita y la tomó de inmediato.

—Muchas gracias...—Hizo una pequeña reverencia y se marchó, siendo observado por el profesional unos segundos.

Tomó un taxi, debido a la insistencia del doctor porque no camine tanto. El viaje fue tranquilo y silencioso, estaba aliviado de que el conductor no sea curioso y no le haya preguntado la razón de su nariz vendada.

Una vez llegó a su querido departamente, le avisó al chofer que subiría a buscar su billetera y le pagaría, él aceptó. Así que se bajó y caminó a la puerta, la abrió y se dirigió a su cuarto, pero cuando amagó a sacar la llave cayó en cuenta de que no la tenía.

Y que todas sus pertenencias estaban en el restaurante.

Agrandó sus ojos y suspiró, se dirigió al elevador y bajó de nuevo al primer piso, se acercó al recepcionista con timidez.

—Señor Soobin...Buenas días...¿Podría darme la llave de mi cuarto...?—El alto estaba comiendo, por lo que al mirarlo casi le escupe en la cara.

—¿¡Qué te pasó!?—Se cubrió la boca y tosió.

—Me golpeó un hombre en mi trabajo...¿Me da la llave de mi departamento, por favor? Debo pagar un taxi...

—Claro...—Buscó entre los cajones y la encontró.—¿Tu departamento es el doce?—Asintió.—Perfecto, aquí tienes—Se lo entregó y Minho se dirigió al elevador apresurado.

Una vez llegó a su piso se bajó y abrió la puerta, encendió la luz y se dirigió a su cuarto, para sacar de una caja un poco de dinero, y volvió a salir de su hogar, no sin antes cerrar con seguro, sacó la llave y bajó por el elevador nuevamente.

Fue rápido, salió, y sin siquiera contestarle a Soobin, el cual le volvió a hablar, se dirigió al taxi y le entregó el dinero al hombre, este agradeció y se marchó.

Volvió y el recepcionista lo detuvo.

—Oye, te hablé—Frunció el ceño.

—Lo siento, estaba algo apresurado...—Se acercó a él y se pegó al escritorio, el mayor sonrió dulce.

—Solo bromeaba, te quería decir algo sobre la llave—El más bajo le prestó atención.—Si te vas, me das la llave, cuando vuelves te la entrego, las políticas de aquí no me permiten que te lleves las llaves del edificio si no son las tuyas originales—Asintió comprendiendo.—Ahora...Cuentame que te pasó, dios mío...—Hizo una mueca.

—Cuando apenas abrímos el restaurante...Llegó un hombre, yo me distraje un momento y no me dí cuenta de que levantaba la mano porque ya había decidido lo que comería, y él se me aproximó y me acorraló contra el mostrador y me dijo que me estaba llamando, y que era idiota, creo...—Bajó su mirada.—Me disculpé y él se fue, y me dijo marica por asustarme...—Soobin frunció su ceño molesto.—Luego de tomar su pedido y que lo consumiera, no se fue...Se quedó como dos horas más, y me pedía cerveza, al principio lo hice, le lleve otra dos botellas, pero las políticas del lugar dicen que no más de tres botellas de alcohol por persona, así que se lo comenté...Y cuando le hice una reverencia en disculpa él me dió un rodillazo en la nariz...

Are you frightened? °×.🥀 Hanknow •°.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora