Minho asistió al trabajo como todos los días desde que había quedado en ese restaurante, siempre comenzaba a alistarse a partir de las dieciocho de la tarde, y para las diecinueve salía a pie. Era lejos por desgracia, pero lo que le cansaba era ir cuando el sol hacía presencia repentinamente.
Quería aprender a manejar, es más, estaba ahorrando para comprarse aunque sea una motocicleta, y así viajar más rápido y seguro, sobre todo a la vuelta, cuando se hacían las doce de la noche y el peligro acechaba las calles.
Se sentía mal, en la mañana le avisaron que el juicio sería en una semana, y que debía presentarse obligatoriamente, claramente estaba, así que los ánimos de asistir a su trabajo eran más que escasos.
Al llegar se encontró como de costumbre con su compañera dando una limpieza a los pisos y las mesas.
—Buenas noches, Minho—Saludó animadamente hacía él, en un intento de hacerlo sonreír, pero a duras penas logró sacarle una pequeña mueca en sus labios.
—Buenos noches, Dahyun—Caminó al cuarto de empleado o prosiguió a vestirse, se quitó el abrigo, y se puso su bata de mesero, se acomodó el cabello y revisó un momento su rostro, respiró hondo y se dió masajes en la cien.
Él podía hacerlo, podía sonreír como si su día fuera perfecto y saludar a los clientes con amabilidad y felicidad, él podía, después de todo lo hizo por años.
Se miró una última vez y salió de allí, al notar a un hombre sentarse en una mesa apartada no dudó en buscar la carta e ir hacia él.
Y sonrió.
—Buenas noches, aquí le dejó la carta y el combo de hoy, estaré por allí por si me necesita—Apuntó el mostrador.—Si necesita algo o quiere pedir, solo levante la mano y vendré—El simplemente asintió desinteresado sin siquiera verlo, por lo que la sonrisa de Minho se torció, hizo una reverencia y se fue.
—Oye, Min—Levantó la mirada para prestarle atención a su compañera.—Oí que el juicio de la condena de ese hombre será el viernes que viene...¿Quieres que vaya a hacerte compañía?—Sonrió tímida.
Su corazón se aceleró, no le gustaba que lo vieran destruído, todas las veces que se presentó lloró a cantaros, le dolía demasiado verlo, y oír las cosas que le hizo, lo que le afectó su vida y futuro, arruinó todo lo que quería ser y hacer. Así que no le gustaba que gente conocida lo viera. Pero él juicio es público, así que cualquiera puede ir y ver todo.
—Personalmente...Me gustaría que no asistiera, Noona...—Bajó su mirada.—No es porque sea usted, ni nada, es que no me gusta que vean en esos momentos...Pero, no soy quien para negarle el acceso, si quiere puede ir—La chica suspiró.
—Si no quieres que vaya, no iré, tonto, no haré que te sientas más incómodo de lo que estás—Sonrió.
—Gracias...
—¡Oye, imbécil! Te estoy levantando la mano, me pides que haga eso y ahora no vienes ¿Eres estúpido?—El cliente llegó repentinamente a su lado y lo acorraló contra el mostrador, ni Dahyun ni él lograron reaccionar a tiempo.
Minho se aterró, sus manos comenzaron a temblar y el sudor se hizo presente.
—L-Lo siento, no quise molestarlo, fue un descuido...No volverá a suceder...—Su noto era bajo, no miraba al hombre y su expresión dejaba en claro el miedo que sentía.
El cliente bufó y se alejó.
—Tremenda marica—Hizo una mueca para luego darse la vuelta a ir a su asiento, Dahyun abrió su boca impactada.
—¡Oye...!—Lee la interrumpió tomando su mano.
—Tranquila...Está bien—Se volteó a verlo y se destrozó al ver lágrimas cayendo por sus mejillas, y como su sonrisa temblaba ligeramente, como si le costara mantenerse así.
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Are you frightened? °×.🥀 Hanknow •°.
Fiksi PenggemarMinho fue secuestrado una noche, sufrió todo tipo de abusos y maltratos por meses, y desde entonces le tiene miedo y desconfianza a la gente. Jisung es un chico olvidadizo, un poco terco, es extrovertido y le encanta hablar, pero un día se encuentra...