Hinata Senju

119 20 7
                                    

Estaba contentísima. Caminaba por las calles de Konoha con una sonrisa amable. La gente se le quedaba viendo embobada, ¿Hinata estaba más guapa? ¿Se había alargado su cabello? ¿Había adelgazado? ¿Hiashi había decidido que siguiera siendo su heredera?

Hinata parecía muy feliz caminando por las anchas calles sin la menor preocupación. Para ella, todo estaba resuelto, iría con Tsunade para contarle lo que pasó y después buscaría a su "guardián". Ya quería verlo, sentía la necesidad de poder ver su cara, abrazarlo, estar con él.

"Me pregunto si ya nos habremos besado antes" pensaba Hinata internamente sin que se formara el característico sonrojo en sus mejillas. Lucía tranquila al pensar ese tipo de cosas, no le daba vergüenza alguna. "¡Oh! ¿Habremos tenido algún tipo de relación secreta? Eso sería interesante, como de novela."

Mientras transitaba junto al guardia que la acompañaba, vio pasar a un joven con los ojos color lila suave, iguales a los de ella. Hinata lo siguió con la mirada, pasando desapercibida por el ninja. "Esos ojos... "

― No sabía que ese color de ojos era común. –comentó Hinata hablando con voz normal.

― ¿Habla del color de sus ojos? –pregunto el ninja, viendo que Hinata asentía, se apresuró a agregar: ―Son comunes en los miembros del clan Hyuga; su clan.

― ¿Mi clan? –Hinata volteó a verlo sumamente sorprendida. ― Así que pertenezco a un clan, el clan Hyuga. –dijo para sí misma, siendo observada por el guardia con curiosidad. Él pensaba que igual Hinata solo estaba bromeando.

Apenas iban a medio camino cuando de un momento a otro, se vieron rodeados de un grupo de Hyugas de aspecto amenazante.

― No parecen muy contentos. –opinó Hinata mirándolos a todos sin perder la calma.

― Tengo ordenes de llevar a Hyuga Hinata donde la Hokage. –les dijo el guardia un poco temeroso.

― No blasfemes. –se atrevió a decir uno de ellos. –A esa chica ahora solo le pertenece su nombre. Ella misma renunció al clan, Hiashi nos ha dado órdenes de llevarla inmediatamente a la mansión Hyuga.

― ¿Que renuncie a mi clan? –Hinata lucía totalmente sorprendida.

― Las ordenes de la Hokage son más importantes que las de Hiashi, señores. –musito el guardia que acompañaba a Hinata.

― Ya lo oyeron. –lo respaldó Kakashi apareciendo detrás de él.

― No interfieras, Hatake. –amenazó el líder del grupo. – ¡A por Hinata, muchachos!

― Si yo fuera ustedes... no haría eso, chicos. –sonrió el peliplata divertido.

De inmediato, antes de que los Hyugas pensaran siquiera en moverse, se vieron apresados individualmente por una madera fuerte. Hinata volteó hacia atrás viendo a un hombre de cabello castaño y ojos negros que denotaban coraje cuando veía a los Hyugas, pero que rápidamente se teñían de gentileza cuando la vieron a ella. La joven sintió un vuelco en el corazón cuando le vio, no sabía por qué, ni siquiera recordaba conocer a ese hombre, pero él había robado toda su atención.

Hinata solo atino a sonreírle levemente y ese gesto casi hizo desfallecer a Yamato.

Ahora que el ninja del Mokuton centraba su atención en ella, la veía sana y salva, no tenía ni el más mínimo raspón a la vista, lucía en paz consigo misma y hasta extrañamente enérgica.

― Que gusto saber que está bien, Hinata-sama. –musitó Yamato luchando por quitarse el nudo de la garganta para hablar fuerte y claro, con una media sonrisa incluida. Hinata solo asintió con la cabeza en señal de agradecimiento, parecía que aquel hombre la conocía, pero a ella se le hacía una falta de respeto preguntarle despreocupadamente su nombre.

El guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora